El pequeño libro del Cleanfulness

The Secret Cleaner

Fragmento

Busca el progreso, no la perfección
Busca el progreso, no la perfección

¿Eres infeliz porque tienes la casa hecha un desastre… o tu casa está hecha un desastre porque eres infeliz?

El ambiente que te rodea tiene un enorme impacto en tu sensación de bienestar. Esperar sentado en una casa desorganizada y sucia puede ser una experiencia deprimente que te conduzca a una espiral de malas sensaciones y te hunda en la mejorar el ánimo, sí sabes cómo limpiar la casa… Así que empieza por eso.

Nuestro cerebro nos planteará de forma astuta que no tiene sentido empezar una gran tarea. No tienes el producto adecuado… Te va a llevar muchísimo tiempo… Seguro que te interrumpen… Es demasiado lío… Se va a volver a ensuciar… ¡y muchos argumentos más! Así que, al final, nunca lo hacemos.

Lo que yo solía hacer era decidir que necesitaba reorganizar del todo la habitación. Para ello, debía ir de compras en busca de las cajas de almacenamiento perfectas. Me hacía una idea exacta de lo que quería y me pasaba el día rastreando las tiendas para encontrarlo. Con frecuencia, volvía a casa rendida y sin haber encontrado lo que había ido a buscar. ¡Imagina si en lugar de ello hubiera pasado todo ese tiempo dedicada a la tarea! Piensa en cuánto habría logrado si hubiera empleado esas horas en ser productiva en vez de distraerme con esa excursión.

La perfección es enemiga del progreso

No esperes a limpiar u ordenar hasta que tengas el producto adecuado, la caja de almacenamiento perfecta o un día entero en el que poder dedicarte a ello. Esa es la forma que tiene tu cerebro de retrasar las tareas que no quiere afrontar. Comienza antes de estar preparado, pero empieza poco a poco. Tu objetivo es el progreso, no la perfección. No persigas la limpieza inalcanzable. Tu casa es un hogar, no un reportaje de revista; no puede estar impecable siempre.

Al empezar poco a poco, consigues dos cosas:

1. Realización. De acuerdo, no has limpiado todo el guardarropa, pero has limpiado una balda… ¡Y esa balda está genial!

2. Impulso. Una vez que percibas lo grande que empieza a parecer el espacio, y liberes hormonas del placer gracias a tu logro, querrás seguir. Un objeto en reposo tiende a continuar en reposo, y un objeto en movimiento… ¡tiende a continuar en movimiento!

Escoge la tarea que menos te atraiga —esa que has estado posponiendo— y empieza por ella.

Si es demasiado grande para completarla en el tiempo del que dispones, divídela en pequeños deberes.

Cuando adoptes esta perspectiva, desde ese momento todo será coser y cantar. Te sentirás fenomenal y orgulloso de lo que has logrado, y ese optimismo te ayudará a seguir avanzando.

Diez pequeñas victorias que no llevan mucho tiempo, pero pueden suponer una gran diferencia visual en una habitación son:

1. Hacer la cama

2. Ahuecar los cojines del sofá

3. Abrir las cortinas / levantar los estores

4. Guardar los cacharros

5. Limpiar el fregadero

6. Aspirar

7. Abrillantar la tetera o el tostador

8. Limpiar la mesa

9. Poner una colada

10. Darle una pasada al baño

Divide una tarea ardua

Mediante pequeños proyectos que te ayuden a asociar la limpieza con una sensación de realización y orgullo, tu cerebro comenzará a reprogramar los circuitos de pensamiento. Cada vez que experimentes un éxito, anhelará más de esa buena sensación. ¿Necesitas limpiar el garaje? Divídelo en seis zonas y haz una cada semana. Sí, eso quiere decir que te llevará seis semanas acabar la tarea, pero ¿cuánto tiempo llevabas posponiéndola? ¡Limpiar una sexta parte del garaje es mejor que no limpiar ninguna!

Las cosas… de una en una

Otro rasgo del cleanfulness es que estabiliza la mente, al reducir el ruido de fondo de los pensamientos que nos distraen y la tentación de hacer más de una cosa a la vez. Si estás ordenando la habitación y te encuentras unas tazas y platos, que no te pueda la tentación de llevarlos a la cocina. Estoy segura de que allí probablemente hay más tareas que te distraerán. En lugar de ello, permanece en la habitación que estás limpiando tanto tiempo como te sea posible. Guarda las cosas de otro sitio solo cuando hayas hecho tantos progresos que ya no puedas avanzar más.

Afronta lo descontrolado

Para habitaciones descontroladas (como habitualmente son los dormitorios de mis hijos), uso un enfoque temático. Vacío las superficies, las cestas de almacenamiento, los cajones de sastre…, ¡TODO!, y lo pongo en un enorme montón en el suelo, para allí reorganizarlo y guardarlo.

Necesitarás:

una bolsa de basura

una bol

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