Diario de Anne Frank (edición ilustrada)

Anne Frank
María Hesse

Fragmento

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Publicado bajo los auspicios del Fondo Anne Frank, BasileaEdición al cuidado de Mirjam PresslerTraducción de Diego J. Puls
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Este libro ha sido publicado bajo los auspicios del ANNE FRANK FONDSque dona parte de los beneficios que obtiene con su venta a UNICEFEdicion al cuidado de Mirjam PresslerEste libro se publica bajo los auspicios del Anne Frank Fonds. Como único superviviente de su familia y único heredero de su hija Anne, OttoH. Frank creó en 1963 el Anne Frank Fonds (AFF) en Basilea (Suiza), nombndola su legataria. Desde la muerte de Otto Frank en 1980,la AFF ejerce como su albacea, con el objetivo de difundir y proteger de cualquier uso indebido los escritos de su hija. Los manuscritos deAnne se conservan en la Casa de Anne Frank en Ámsterdam y están inscritos en el programa Memoria del Mundo de la UNESCO. La AFFes una fundación benéfica que se rige por la legislación suiza. Un consejo directivo, presidido desde hace años por Buddy Elias, primo deAnne Frank, ejerce sus funciones con carácter honorífico. El fin de la AFF es impulsar obras benéficas en el espíritu de Anne y Otto Frank.La voluntad expresa de Otto Frank era que la AFF fomentara la mejora del entendimiento entre los pueblos y las religiones, promoviera elcontacto internacional entre los jóvenes y contribuyera a la causa por la paz. Para obtener más información: www.annefrank.ch.Título original: Het Achterhuis. Dagboekbrieven 12 juni 1942 - 1 augustus 1944Publicado originalmente por Uitgeverij Bert Bakker, Ámsterdam, 1991Primera edición ampliada (con este formato): mayo de 2025© 1982, 1991, 2001, Anne Frank Fonds, Basilea© 1993, 2021, 2022, 2025, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona© 1993, 2022, Diego J. Puls, por la traducción© 2021, Neus Nueno Cobas, por la traducción del prólogo y del epílogoLa traducción de este libro ha sido parcialmente financiada por la Fundación para la Producción y Traducción de la Literatura Holandesa©2025, María Hesse, por las ilustracionesPenguin Random House GrupoEditorial apoya la protección de la propiedadintelectual. La propiedadintelectual estimulala creatividad, defiende la diversidad en el ámbito de las ideas yel conocimiento, promuevela libre expresión y favoreceuna cultura viva.Gracias por comprar unaedición autorizadade este libro y por respetar lasleyes de propiedadintelectual al no reproducir ni distribuir ninguna parte de esta obra por ningún mediosin permiso. Al hacerlo estárespaldando a losautores y permitiendoque PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores. De conformidad con lo dispuestoen el artículo 67.3 del Real Decreto Ley 24/2021, de 2 denoviembre, PRHGE se reserva expresamente los derechos dereproducción y de uso de esta obra y de todos sus elementos mediante medios de lectura mecánica y otrosmedios adecuados a tal fin. Diríjase aCEDRO (Centro Españolde Derechos Reprogficos, http://www.cedro.org) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.En caso de necesidad, contacte con: seguridadproductos@penguinrandomhouse.comISBN: 978-84-264-3232-2Compuesto por Fernando de SantiagoComposición digital: www.acatia.es
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7PRÓLOGOANNE Y LA FAMILIA FRANKAnne Frank nació en Frankfurt el 12 de junio de 1929. Era la segunda hija de Edith y Otto Frank. Su hermana, Margot, le llevaba tres años.Otto procedía de una familia alemana de origen judío y clase media-alta de Frankfurt, mientras que Edith (de soltera, Holländer), tambn judía, era hija de un acaudalado industrial de Aquisgrán.Debido al ascenso del nacionalsocialismo (el Partido Nazi), a la grave crisis ecomica con una inflación galopante y al nombramiento deAdolf Hitler como canciller del Reich el 30 de enero de 1933, la familia Frank veía difícil su futuro en Alemania. En el verano de ese mismo año, Otto Frank fue el primero en trasladarse a Ámsterdam, seguido unosmeses más tarde por su esposa Edith y luego por Margot, a finales de 1933.Y finalmente, Anne, que había vivido con su abuela en Aquisgrán duran-te varias semanas, se reunió con el resto de su familia.Durante sus primeros años en Ámsterdam, los Frank vivieron en el barrio judío de clase media de Merwedeplein, y Anne, que pronto hizo nuevas amistades, disfrutó de una niñez normal. Fue al jardín de infanciadel colegio Montessori, donde prosiguió sus estudios de primaria hasta que la obligaron a asistir al Liceo Judío.
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8ÁMSTERDAM DURANTE LA OCUPACIÓN NAZILos alemanes ocuparon los Países Bajos en mayo de 1940, y la vida de la familiaFrank cambiódrásticamente.El20dejuniode1942,Anneescribió:Los judíos deben llevar una estrella de David; deben entregar sus bicicletas; no les está permitido viajar en tranvía; no les está permitido viajarencoche,tam-poco en coches particulares; los judíos solo pueden hacer la compra entre las tres y las cinco de la tarde; solo puedenir a una peluquería judía; no pueden salir a la calle desde las ocho de la noche hasta las seis de la mana; no les está permitida la entrada en los teatros, cines y otros lugares de esparcimiento; no les está permi-tida la entrada en las piscinas ni en las pistas de tenis, de hockey ni de ningún otro deporte; no les está permitido practicar remo; no les está permitido practicar nin-gún deporte en público; no les está permitido estar sentados en sus jardines despuésde las ocho de la noche, tampoco en los jardines de sus amigos; los judíosnopueden entrar en casa de cristianos; tienen que ir a colegios judíos, y otrascosas por el estilo.En octubre de 1940, Otto Frank perdió el derecho a poseer una em-presa por su condición de judío. A Anne y Margot se les prohibió seguir yendo al colegio con niños no judíos, y fueron obligadas a inscribirse en el Liceo Judío en el otoño de 1941. Desde mayo de 1942, la familia en-tera tuvo que llevar una estrella judía en un lugar visible de la ropa, como todos los demás judíos de los Países Bajos.Durante este periodo, Otto Frank hizo reiterados e intensos esfuer-zos para que su familia pudiera salir de los Países Bajos. Por desgracia, sus intentos de conseguir un visado fracasaron, ya que ninguno de los países en cuyos consulados presentó una solicitud estuvo dispuesto a aceptar a una familia de apátridas.
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9HUIDA A LA CASA DE ATRÁSCuando Margot recibió, a principios de julio de 1942, la orden de pre-sentarse en un campo de trabajo, las dos hermanas supieron entonces quesus padres llevaban tiempo preparando en secreto un escondite en unanexo de la fábrica que Otto Frank tenía en Prinsengracht. Este había idotrasladando allí discretamente, a lo largo de varios meses, ropa, vajilla,medicinas y otros enseres. El 5 de julio por la noche, Anne y Margotguardaron algunas posesiones en sus carteras para llevárselas la mana siguiente. Anne tuvo que despedirse de su querido gato Moortje.El 6 de julio, Anne llegó con su familia al anexo secreto o, tal como ella lo llama, la Casa de atrás, que compartirían con otras cuatro perso-nas. No saldría de él hasta su arresto, el 4 de agosto de 1944.EL DIARIOEl 12 de junio de 1942, los padres de Anne Frank regalaron a su hija un diario por su decimotercer cumpleaños. A partir de ese día, Anne escri-bió en él cartas a Kitty, su amiga imaginaria.Anne empezó a escribir su diario cuando aún vivía en la calle Merwe-deplein y continuó haciéndolo en la Casa de atrás. Al principio, escribía solo para sí misma. Sin embargo, en la primavera de 1944, mientras es-cuchaba con su familia una transmisión de una emisora inglesa, lo cual era ilegal, oyó queun ministro neerlans en elexilioanunciaba suinten-ción de publicar, después de la guerra, una recopilación de diarios y car-tas escritos durante la ocupación alemana. Inspirada por sus palabras,Anne decidió publicar una novela titulada Het Achterhuis(La Casa de atrás),basadaensu diario.Enesemomento,empezóacorregiryarevisar loquehabíaescrito,usandopseudónimosparalamayoríadelaspersonasmencionadas.Anne realizó su última anotación en el diario el 1 de agosto de 1944. Tres días después, el 4 de agosto, la descubrieron y arrestaron junto con
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10todas las demás personas que vivían en la Casa de atrás. Al cabo de un tiempo, la deportaron y luego la asesinaron. Otto Frank fue el únicoocupantedelanexosecretoquesobrevivióalaguerrayregresódeloscampos de concentración. Dedicó el resto de su vida a publicar el diario de Anne.
Diario
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1312 de junio de 1942Espero poder confiártelo todo como aún no lo he podido hacer con na-die, y espero que seas para mí un gran apoyo.28 de septiembre de 1942 (añadido)Hasta ahora has sido para mí un gran apoyo, y también Kitty, a quien es-cribo regularmente. Esta manera de escribir en mi diario me agrada mucho s y ahora me cuesta esperar cada vez a que llegue el momento para sen-tarme a escribir en ti.¡Estoy tan contenta de haberte traído conmigo!Domingo, 14 de junio de 1942Lo mejor será que empiece desde el momento en que te recibí, o sea,cuando te vi en la mesa de los regalos de cumpleaños (porque tambn presencié el momento de la compra, pero eso no cuenta).El viernes 12 de junio, a las seis de la mana ya me había despertado, lo que se entiende, ya que era mi cumpleaños. Pero a las seis todavía no me dejan levantarme, de modo que tuve que contener mi curiosidad has-ta las siete menos cuarto. Entonces ya no pude más: me levanté y me fui al comedor, donde Moortje,* el gato, me recibió haciéndome carantoñas.*En neerlandés, literalmente, «Morito» o «Morenito». (N. del T.).
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14Poco después de las siete fui a saludar a papá y mamá, y luego al san, a desenvolver los regalos; lo primero que vi fuiste tú, y quizá hayas sido uno de mis regalos más bonitos. Luego un ramo de rosas y dos ramas de peonías. Papá y mamá me regalaron una blusa azul, un juego de mesa,una botella de zumo de uva que a mi entender sabe un poco a vino (¿aca-so el vino no se hace con uvas?), un rompecabezas, un tarro de crema, un billete de 2,50 florines y un vale para comprarme dos libros. Luego me regalaron otro libro, Camera Obscura(pero como Margot ya lo tiene he ido a cambiarlo), una bandeja de galletas caseras (hechas por mí misma, claro, porque últimamente se me da muy bien eso de hacer galletas), mu-chos dulces y una tarta de fresas hecha por mamá. Tambn una carta de la abuela, que ha llegado justo a tiempo; pero eso, naturalmente, ha sido casualidad.Entonces pasó a buscarme Hanneli y nos fuimos al colegio. En el re-creo convidé a galletas de mantequilla a profesores y alumnos, y luegotuvimos que volver a clase. Llegué a casa a las cinco, pues había ido agimnasia (aunque no me dejan participar porque se me dislocan fácil-mente los brazos y las piernas) y como juego de cumpleaños elegí el vo-leibol para que jugaranmis compañeras.Al llegar a casaya meestabaesperando Sanne Ledermann. A Ilse Wagner, Hanneli Goslar y Jacqueli-nevanMaarsenlastrajeconmigo delaclasedegimnasia,porquesoncompañeras mías del colegio. Hanneli y Sanne eran antes mis mejoresamigas, y cuando nos veían juntas, siempre nos decían: «Ahí van Anne, Hanne y Sanne». A Jacqueline van Maarsen la conocí hace poco en el LiceoJudíoyesahoramimejoramiga.IlseeslamejoramigadeHanneli, y Sanne va a otro colegio, donde tiene sus amigas.Me regalaron un libro precioso, Sagas y leyendas neerlandesas, pero por equivocación me dieron el segundo tomo, y por eso he cambiadootros dos libros por el primer tomo. La tía Helene me trajo otro rompe-cabezas, la tía Stephanie, un broche muy mono, y la tía Leny, un libromuy divertido, Las vacaciones de Daisy en la montaña. Esta mana,cuando me estaba bando, pensé en lo bonito que sería tener un perro como Rin-tin-tin. Yo tambn lo llamaría Rin-tin-tin, y en el colegio
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15siempre lo dejaría con el conserje, o cuando hiciera buen tiempo, en el garaje para las bicicletas.Lunes, 15 de junio de 1942El domingo por la tarde festejamos mi cumpleaños. [La película paraniños] Rin-tin-tingustó mucho a mis compañeros. Me regalaron dosbroches, un señalador y dos libros. Ahora quisiera contar algunas cosas sobre la clase y el colegio, comenzando por los alumnos.Betty Bloemendaal tiene aspecto de pobretona, y creo que de veras lo es, vive en la Jan Klasenstraat, una calle al oeste de la ciudad que ninguno de nosotros sabe dónde queda. En el colegio es muy buena alumna, pero solo porque es muy aplicada, pues su inteligencia ya va dejando que de-sear. Es una chica bastante tranquila.Jacqueline van Maarsen cuenta como mi mejor amiga, pero nunca he tenido una amiga de verdad. Al principio pensé que Jacque lo sería, pero me ha decepcionado bastante.Lenij Duizend es una chica muy nerviosa que siempre se olvida algo y a la que en el colegio ponen un castigo tras otro. Es muy buena chica, sobre todo con Miep Lobatto.Nannie Blitz es una chica que habla tanto que termina por cansarte. Cuando te pregunta algo, siempre se pone a tocarte el pelo o los botones. Dicen que no le caigo nada bien, pero no me importa mucho, ya que ella a mí tampoco me parece demasiado simpática.Henny Mets es una chica alegre y divertida, solo que habla muy alto y cuando juega en la calle es muy infantil. Es una lástima que tenga una amiga, llamada Beppy, que tiene una impresión muy perniciosa sobreella, ya que es una marrana y una grosera.Danka Zajde, a quien podríamos dedicar capítulos enteros, es unachica presumida, cuchicheadora, desagradable, a la que le gusta hacerse la mayor; siempre anda con tapujos y es una hipócrita. Se ha ganado a Jacqueline, lo que es una lástima. Llora por cualquier cosa, es muy sus-ceptible y sobre todo muy melindrosa. La señorita Danka siempre quiere
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17tener ran. Es muy rica y tiene el armario lleno de vestidos preciosos, pero que la hacen muy mayor. La tonta se cree que es muy guapa, pero es todo lo contrario. Danka y yo no nos soportamos para nada.Ilse Wagner es una niña alegre y divertida, pero es una quisquilla ypor eso a veces un poco borde. Ilse me aprecia mucho. Es muy guapa,pero holgazana.Hanneli Goslar, o Lies, como la llamamos en el colegio, es una chica un poco curiosa. Por lo generales tímida, pero en sucasa es de lo másfresca. Todoloquelecuentasselo cuentaasumadre.Pero tieneunaopinn abierta y sobre todo últimamente le tengo mucho aprecio.Nannie van Praag-Sigaar es una chica graciosa, bajita e inteligente.Me cae simpática. Es bastante guapa. No hay mucho que comentar sobre ella.Eefje de Jong es muy maja. Solo tiene doce años, pero ya es toda una damisela. Me trata siempre como a un bebé. Tambn es muy servicial, y por eso me cae muy bien.Miep Lobatto es sin duda la chica más guapa del curso. Tiene unacara preciosa, pero en el colegio es bastante cortita. Por eso creo que re-petirá curso, pero eso, naturalmente, nunca se lo he dicho.(añadido)Para gran sorpresa mía, Miep Lobatto no ha repetido curso.Y la última de las doce chicas de la clase soy yo, que comparto pupitre conMiepLobatto.Sobre los chicos hay mucho, aunque a la vez poco que contar.Maurice Coster es uno de mis muchos admiradores, pero es un chico bastante pesado.Sallie Springer es un chico terriblemente grosero y corre el rumor de que ha copulado. Aun así me cae simpático, porque es muy divertido.Emiel Bonewit es el admirador de Miep Lobatto, pero ella a él no le hace demasiado caso. Es un chico bastante aburrido.Rob Cohen tambn ha estado enamorado de mí, pero ahora ya no lo soporto. Es hipócrita, mentiroso, llorón, latoso, está loco y se da unos humos tremendos.
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18Max van de Velde es hijo de campesinos de Medemblik, pero es bue-na gente, como diría Margot.Herman Koopman tambn es un grosero, igual que Jopie de Beer, que es un donjuán y un mujeriego.Leo Blom es el amigo del alma de Jopie de Beer, pero se le contagia su grosería.Albert de Mesquita es un chico que ha venido del sexto colegio Mon-tessori y que se ha saltado un curso. Es muy inteligente.Leo Slager ha venido del mismo colegio pero no es tan inteligente.Ru Stoppelmon es un chico bajito y gracioso de Almelo, que ha co-menzado el curso más tarde.Pim Pimentel hace todo lo que está prohibido.Jacques Kocernoot está sentado detrás de nosotras con Pim y noshace morir de risa (a Miep y a mí).Harry Schaap es el chico más decente de la clase, y es bastante sim-pático.Werner Joseph ídem de ídem, pero por los tiempos que corren dema-siado callado, por lo que parece aburrido.Sam Salomon parece uno de esos pillos arrabaleros, un granuja.Otro admirador!).Appie Riem es bastante ortodoxo, pero otro mequetrefe.Ahora debo dejarlo. La próxima vez tendré muchas cosas que escribir en ti, es decir, que contarte. ¡Adiós! ¡Estoy tan contenta de tenerte!Sábado, 20 de junio de 1942Para alguien como yo es una sensación muy extra escribir un diario.No solo porque nunca he escrito, sino porque me da que más tarde ni a mí ni a ninguna otra persona le interesarán las confidencias de una cole-giala de trece años. Pero eso en realidad da igual, tengo ganas de escribir y mucho más de desahogarme y sacarme de una vez unas cuantas espinas. «El papel aguanta más que las personas». Me acordé de esta frase uno de esos días medio melancólicos en que estaba sentada con la cabeza apo-
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19yada entre las manos, aburrida y desganada, sin saber si salir o quedarme en casa, y finalmente me puse a cavilar sin moverme de donde estaba. Sí, es cierto, el papel lo aguanta todo, y como no tengo intención de ense-ñarle nunca a nadie este cuaderno de tapas duras llamado pomposamente«diario», a no ser que alguna vez en mi vida tenga un amigo o una ami-ga que se convierta en el amigo o la amiga «del alma», lo más probable es que a nadie le interese.He llegado al punto donde nace toda esta idea de escribir un diario: no tengo ninguna amiga.Para ser más clara tendré que añadir una explicación, porque nadie entenderá cómo una chica de trece años puede estar sola en el mundo. Es que tampoco es tan a: tengo unos padres muy buenos y una hermana de dieciséis, y haciendo cuentas tengo como treinta conocidas y lo que llaman amigas. Tengo un montón de admiradores que tratan de que nues-trasmiradas se crucen o que, cuando no hay otra posibilidad, intentan mirarme en clase a través de un espejito roto. Tengo parientes, unas tías muy buenas y un buen hogar. Al parecer no me falta nada, salvo la amiga del alma. Con las chicas que conozco lo único que puedo hacer es diver-tirme y pasarlo bien. Nunca hablamos de otras cosas que no sean las co-tidianas, nunca llegamos a hablar de cosas íntimas. Y ahí está justamente el quid de la cuestn. Tal vez la falta de confidencialidad sea culpa mía, elasunto es que las cosas son como son y lamentablemente no se pueden cambiar. De ahí este diario.Para realzar todavía más en mi fantasía la idea de la amiga tan anhe-lada,noquisieraapuntarenestediarioloshechossinmás,comohacetodo el mundo, sino que haré que el propio diario sea esa amiga, y esaamiga se llamará Kitty.¡Mi historia! (¡Idiota de mí! ¿Cómo iba a olvidármela?).Como nadie entendería nada de lo que fuera a contarle a Kitty si lo hiciera así, sin ninguna introducción, tendré que relatar brevemente la historia de mi vida, por poco que me plazca hacerlo.Mi padre, el más bueno de todos los padres que he conocido en mi vida, no se casó hasta los treinta y seis años con mi madre, que tenía vein-
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20ticinco. Mi hermana Margot nació en 1926 en Alemania, en Frankfurt del Meno. El 12 de junio de 1929 la seguí yo. Viví en Frankfurt hasta los cuatro años. Como somos judíos «de pura cepa», mi padre se vino aHolanda en 1933, donde fue nombrado director de Opekta, una com-pía holandesa de preparación de mermeladas. Mi madre, Edith Ho-lländer, tambn vino a Holanda en septiembre, y Margot y yo fuimos a Aquisgrán, donde vivía nuestra abuela. Margot vino a Holanda en di-ciembre y yo en febrero, cuando me pusieron encima de la mesa como regalo de cumpleaños para Margot.Pronto empecé a ir al jardín de infancia del colegio Montessori (elsexto), y allí estuve hasta cumplir los seis años. Luego pasé al primer cur-so de la escuela primaria. En sexto tuve a la señora Kuperus, la directora. Nos emocionamos mucho al despedirnos a fin de curso y lloramos lasdos, porque yo había sido admitida en el Liceo Judío, al que tambn iba Margot.Nuestras vidas transcurrían con cierta agitación, ya que el resto de la familia que se había quedado en Alemania seguía siendo víctima de las medidas antijudías decretadas por Hitler. Tras los pogromos de 1938, misdos tíos maternos huyeron y llegaron sanos y salvos a Norteamérica; mipobre abuela, que ya tenía setenta y tres años, se vino a vivir con nosotros.Después de mayo de 1940, los buenos tiempos quedaron definitiva-mente atrás: primero la guerra, luego la capitulación, la invasión alema-na,yasícomenzaronlasdesgracias paranosotroslosjudíos. Las leyesantijudías se sucedieron rápidamente y se nos privó de muchas liberta-des.LosjudíosdebenllevarunaestrelladeDavid;debenentregarsusbicicletas; no les está permitido viajar en tranvía; no les está permitido viajar en coche, tampoco en coches particulares; los judíos solo pueden hacer la compra entre las tres y las cinco de la tarde; solo pueden ir a una peluquería judía; no pueden salir a la calle desde las ocho de la nochehasta las seis de la mana; no les está permitida la entrada en los teatros, cines y otros lugares de esparcimiento; no les está permitida la entrada en las piscinas ni en las pistas de tenis, de hockey ni de ningún otro deporte; no les está permitido practicar remo; no les está permitido practicar nin-
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21gún deporte en público; no les está permitido estar sentados en sus jar-dines después de las ocho de la noche, tampoco en los jardines de susamigos; los judíos no pueden entrar en casa de cristianos; tienen que ir a colegios judíos, y otras cosas por el estilo. Así transcurrían nuestros días: que si esto no lo podíamos hacer, que si lo otro tampoco. Jacques siempreme dice: «Ya no me atrevo a hacer nada, porque tengo miedo de que esté prohibido». Pero todavía se aguanta, pese a la estrella, las escuelas sepa-radas, la hora de volver a casa, etcétera, etcétera.En el verano de 1941, la abuela enfermó gravemente. Hubo que ope-rarla y mi cumpleaños apenas lo festejamos. El del verano de 1940 tam-poco, porque hacía poco que había terminado la guerra en Holanda. La abuela murió en enero de 1942. Nadie sabe lo mucho que pienso en ella, y cuánto la sigo queriendo. Este cumpleaños de 1942 lo hemos festejado para compensar los anteriores, y tuvimos encendida la vela de la abuela.A Margot y a mí nos cambiaron al Liceo Judío en octubre de 1941, a ella a cuarto año y a mí a primero. Los cuatro todavía estamos bien, y ahemos llegado al día de hoy, 20 de junio de 1942, fecha en que estreno mi diario con toda solemnidad.Sábado, 20 de junio de 1942¡Querida Kitty!Empiezo ahora mismo, que en casa está todo tranquilo. Papá y mamá han salido y Margot ha ido a jugar al ping-pong con unos chicos en casa de su amiga Trees. Yo tambn juego mucho al ping-pong últimamente, tanto que incluso hemos fundado un club con otras cuatro chicas, llama-do «La Osa Menor menos dos». Un nombre algo curioso, que se basa en una equivocación. Buscábamos un nombre original, y como las socias somos cinco pensamos en las estrellas, en la Osa Menor. Creíamos que estaba formada por cinco estrellas, pero nos equivocamos: tiene siete, al igual que la Osa Mayor. De ahí lo de «menos dos». En casa de Ilse Wag-ner tienen un juego de ping-pong, y la gran mesa del comedor de los
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22Wagner está siempre a nuestra disposición. Como a las cinco jugadoras de ping-pong nos gusta mucho el helado, sobre todo en verano, y jugan-do al ping-pong nos acaloramos mucho, nuestras partidas suelen termi-nar en una visita a alguna de las heladerías más próximas abiertas a los judíos, como Oase o Delphi. No nos molestamos en llevar nuestros mo-nederos o dinero, porque Oase está generalmente tan concurrida queentre los presentes siempre se encuentra algún señor dadivoso pertene-ciente a nuestro amplio círculo de amistades, o algún admirador, que nos ofrecen más helado del que podríamos tomar en toda una semana.Supongo que te extrará un poco el hecho de que, a pesar de ser tan joven, te hable de admiradores. Lamentablemente, aunque en algunoscasos no tanto, en nuestro colegio parece ser un mal ineludible. Tanpronto como un chico me pregunta si me puede acompar a casa enbicicleta y entablamos una conversación, nueve de cada diez veces puedo estar segura de que el muchacho en cuestn tiene la maldita costumbre de apasionarse y no quitarme más los ojos de encima. Después de algún tiempo, el enamoramiento se les va pasando, sobre todo porque yo nohago mucho caso de sus miradas fogosas y sigo pedaleando alegremente. Cuando a veces la cosa se pasa de castaño oscuro, sacudo un poco la bici, se me cae la cartera, el joven se siente obligado a detenerse para recogerla, y cuando me la entrega yo ya he cambiado completamente de tema. Estosno son sino los más inofensivos; tambn los hay que te tiran besos o que intentan cogerte del brazo, pero conmigo lo tienen difícil: freno y meniego a seguir aceptando su compía, o me hago la ofendida y les digo sin rodeos que se vayan a su casa.Basta por hoy. Ya hemos sentado las bases de nuestra amistad. ¡Hasta mañana!TuAnne
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23Domingo, 21 de junio de 1942Querida Kitty:Toda la clase tiembla. El motivo, claro, es la reunn de profesoresque se avecina. Media clase se pasa el día apostando a que si aprueban o no el curso. Miep Lobatto y yo nos morimos de risa por culpa de nuestroscompañeros de atrás, Pim Pimentel y Jacques Kocernoot, que ya hanpuesto en juego mutuamente todo el capital que tenían para las vacacio-nes. «¡Que tú apruebas!», «¡Que no!», «¡Que sí!», y así todo el santo día,peronilasmiradassuplicantesdeMieppidiendosilencio,nilasbroncas que yo les suelto, logran que aquellos dos se calmen.Calculo que la cuarta parte de mis compañeros de clase deberán re-petir curso, por lo zoquetes que son, pero como los profesores son gente muy caprichosa, quién sabe si ahora, a modo de excepción, no les da por repartir buenas notas.En cuanto a mis amigas y a mí misma no habrá problemas, creo que todo saldrá bien. Solo las matemáticas me preocupan un poco. En fin, habrá que esperar. Mientras tanto, nos damos ánimos unas a otras.Con todos mis profesores y profesoras me entiendo bastante bien. Sonnueve en total: siete hombres y dos mujeres. El profesor Keesing, el viejo de matemáticas, estuvo un tiempo muy enfadado conmigo porque habla-ba demasiado. Me previno y meprevino, hasta que un día me castigó. Me mandó hacer una redacción; tema: «La parlanchina». ¡La parlanchina! ¿Qué se podría escribirsobre ese tema? Ya lo vería más adelante. Lo apun-té en mi agenda, guardé la agenda en la cartera y traté de tranquilizarme.Por la noche, cuando ya había acabado con todas las demás tareas,descubrí que todavía me quedaba la redacción. Con el extremo de la plumaen la boca, me puse a reflexionar sobre el tema. Era muy fácil desvariar albuen tuntún y escribir lo más espaciado posible, pero dar con una pruebaconvincente de la necesidad de hablar ya resultaba más difícil. Estuve pen-sando y repensando, hasta que al final se me ocurruna cosa, llelas treshojas que me había dicho el profe y me quedé satisfecha. Los argumentosque había aducido eran que hablar era propio de las mujeres, que intenta-
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24ríamoderarmeunpoco,peroquelomásprobableeraquelacostumbredehablar no se me quitara nunca, ya que mi madre hablaba tanto como yo, si no más, y que los rasgos hereditarios eran muy difíciles de cambiar.Al profesor Keesing le hicieron mucha gracia mis argumentos, pero cuando en la clase siguiente seguí hablando, tuve que hacer una segunda redacción, esta vez sobre «La parlanchina empedernida». Tambn en-tregesa redacción, y Keesing no tuvo motivo de queja durante dosclases. En la tercera, sin embargo, le pareció que había vuelto a pasarme de la raya. «Anne Frank, castigada por hablar en clase. Redacción sobre el tema: “Cuacuá, cuacuá, parpaba la pata”».Todos mis compañeros soltaron la carcajada. No tuve más remedio que rrme con ellos, aunque ya se me había agotado la inventiva en lo referente a las redacciones sobre el parloteo. Tendría que ver si le encon-traba un giro original al asunto. Mi amiga Sanne, poetisa excelsa, meofreció su ayuda para hacer la redacción en verso de principio a fin, con lo que me dio una gran alegría. Keesing quería ponerme en evidenciamandándome hacer una redacción sobre un tema tan ridículo, pero con mi poema yo le pondría en evidencia a él por partida triple.Logramos terminar el poema y quemuy bonito. Trataba de unamamá pata y un papá cisne que tenían tres patitos. Como los patitos eran tan parlanchines, el papá cisne los mató a picotazos. Keesing por suerte entendió y soportó la broma; leyó y comentó el poema en clase y hasta en varios otros cursos. A partir de entonces no se opuso a que hablara en clase y nunca más me castigó; al contrario, ahora es él el que siempre está gastando bromas.TuAnne
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25Mrcoles, 24 de junio de 1942Querida Kitty:¡Qué bochorno! Nos estamos asando, y con el calor que hace tengo que ir andando a todas partes. Hasta ahora no me había dado cuenta de lo cómodo que puede resultar un tranvía, sobre todo los que son abier-tos, pero ese privilegio ya no lo tenemos los judíos: a nosotros nos toca ir en el «coche de San Fernando». Ayer a mediodía tenía hora con el den-tista en la Jan Luykenstraat, que desde el colegio en Stadstimmertuinen esunbuen trecho.Lógicoque luegopor latardeenel colegio casi medurmiera. Menos mal que la gente te ofrece algo de beber sin tener que pedirlo. La ayudante del dentista es verdaderamente muy amable.El único medio de transporte que nos está permitido coger es eltransbordador.ElbarquerodelcanalJozefIsraëlskadenoscruzónadamás pedírselo. De verdad, los holandeses no tienen la culpa de que los judíos padezcamos tantas desgracias.Ojalá no tuviera que ir al colegio. En las vacaciones de Semana Santa me robaron la bici, y la de mamá, papá la ha dejado en custodia en casa de unos amigos cristianos. Pero por suerte ya se acercan las vacaciones: una semana más y ya todo el sufrimiento habrá quedado atrás.Ayer por la mana me ocurrió algo muy gracioso. Cuando pasaba por el garaje de las bicicletas, oí que alguien me llamaba. Me volví y vi detrás de mí a un chico muy simpático que conocí anteanoche en casa de Wilma, y que es un primo segundo suyo. Wilma es una chica conocida mía que al principio me caía muy bien, pero que se pasa el día hablando nada más que de chicos, y eso termina por aburrirte. El chico se me acer-có algo tímido y me dijo que se llamaba Hello Silberberg. Yo estaba un tanto sorprendida y no sabía muy bien lo que pretendía, pero no taren dermelo: buscaba mi compía y quería acomparme al colegio. «Ya que vamos en la misma dirección, podemos ir juntos», le contesté, y juntos salimos. Hello ya tiene dieciséis años y me cuenta cosas muyentretenidas.
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26Hoy por la mana me estaba esperando otra vez, y supongo que en adelante lo seguirá haciendo.AnneMrcoles, 1 de julio de 1942Querida Kitty:Hasta hoy te aseguro que no he tenido tiempo para volver a escribir-te. El jueves estuve toda la tarde en casa de unos conocidos, el viernestuvimos visitas y así sucesivamente hasta hoy.Hello y yo nos hemos conocido más a fondo esta semana. Me ha con-tado muchas cosas de su vida. Es oriundo de Gelsenkirchen y vive en Holanda en casa de sus abuelos. Sus padres están en Bélgica, pero él no tiene la posibilidad de viajar allí para reunirse con ellos. Hello tenía una novia, Ursula. La conozco, es la dulzura y el aburrimiento personificados.Desde que me conoció a mí, Hello se ha dado cuenta de que al lado de Ursul se duerme. O sea, que soy una especie de antisomnífero. ¡Una nun-ca sabe para lo que puede llegar a servir!El sábado por la noche, Jacque se quedó a dormir conmigo. Ella habíapasado la tarde en casa de Hanneli y yo me aburrí como una ostra.Hello había quedado en pasar al anochecer, pero a eso de las seis lla-mó por teléfono. Descolgué el auricular y me dijo:Habla Helmuth Silberberg. ¿Me podría poner un momento con Anne?Sí, Hello, soy Anne.Hola, Anne. ¿Cómo estás?Bien, gracias.Siento tener que decirte que esta noche no podré pasarme por tu casa, pero quisiera hablarte un momento. ¿Te parece bien que vaya den-tro de diez minutos?Sí, está bien. ¡Hasta ahora!—¡Hasta ahora!
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27Colgué el auricular y corrí a cambiarme de ropa y a arreglarme elpelo. Luego me asomé, nerviosa, por la ventana. Por fin lo vi llegar. Por milagro no me lancé escaleras abajo, sino que esperé hasta que sonó eltimbre. Bajé a abrirle y él fue directamente al grano:Mira, Anne, mi abuela dice que eres demasiado joven para que esté saliendo contigo. Dice que tengo que ir a casa de los Löwenbach, aunque quizá sepas que ya no salgo con Ursul.No, no lo sabía. ¿Acaso habéis reñido?No, al contrario. Le he dicho a Ursul que de todos modos no nosentendíamos bien y que era mejor que dejáramos de salir juntos, peroque en casa siempre sería bien recibida, y que yo esperaba serlo tambnen la suya. Es que yo pensé que ella se estaba viendo con otro chico, y latraté como si así fuera. Pero resultó que no era cierto, y ahora mi tío meha dicho que le tengo que pedir disculpas, pero yo naturalmente noquería, y por eso he roto con ella, pero ese es solo uno de los muchosmotivos. Ahora mi abuela quiere que vaya a ver a Ursul y no a ti, pero yono opino como ella y no tengo intención de hacerlo. La gente mayortiene a veces conceptos muy anticuados, pero yo no tengo por qué aca-tarlos. Es verdad que necesito a mis abuelos, pero ellos en cierto modo tambn me necesitan. Ahora resulta que los mrcoles por la noche estoylibre porque se supone que voy a clase de talla de madera, pero en realidadvoy a una de esas reuniones del partido sionista. Mis abuelos no quierenque vaya porque se oponen rotundamente al sionismo. Yo no es que seafanático, pero me interesa, aunque últimamente están armando tal jaleoque había pensado no ir más. El próximo mrcoles será la última vez quevaya. Entonces podremos vernos los mrcoles por la noche, los sábadospor la tarde y por la noche, los domingos por la tarde y quizá tambnotros días.Pero si tus abuelos no quieren, no deberías hacerlo a sus espaldas.Es que el amor no se puede forzar.En ese momento pasamos por delante de la librería Blankevoort,donde estaban Peter Schiff y otros dos chicos. Era la primera vez que me saludaba en mucho tiempo, y me hizo mucha ilusión.
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28El lunes, por la tarde, vino Hello a casa a conocer a papá y mamá. Yo había comprado una tarta y dulces, y además había té y galletas, pero ni a Hello ni a mí nos apetecía estar sentados en una silla uno al lado del otro, así que salimos a dar una vuelta, y no regresamos hasta las ocho y diez. Papá se enfadó mucho, dijo que no podía ser que llegara a casa pa-sadalahora.Tuvequeprometerlequeenadelanteestaríaencasaalasocho menos diez a más tardar. El sábado que viene Hello me ha invitado a ir a su casa.Wilma me ha contado que un día que Hello fue a su casa le preguntó:—¿Quién te gusta más, Ursul o Anne?Y entonces él le dijo:No es asunto tuyo.Pero cuando se fue, después de no haber cambiado palabra con Wil-ma en toda la noche, le dijo:—¡Pues Anne! Y ahora me voy. ¡No se lo digas a nadie!Y se marchó.Todo indica que Hello está enamorado de mí, y a mí, para variar, no me desagrada. Margot diría que Hello es buena gente, y yo opino igual que ella, y aún más. Tambn mamá está todo el día alabándolo. Que es un muchacho apuesto, que es muy cortés y simpático. Me alegro de que en casa a todos les caiga tan bien, menos a mis amigas, a las que él encuen-tra muy niñas, y en eso tiene ran. Jacque siempre me está tomando el pelo por lo de Hello. Yo no es que esté enamorada, nada de eso. ¿Es que no puedo tener amigos? Con eso no hago mal a nadie.Mamá sigue preguntándome con quién querría casarme, pero creoque ni se imagina que es con Peter, porque yo lo desmiento una y otra vez sin pestañear. Quiero a Peter como nunca he querido a nadie, y siempre trato de convencerme de que solo vive persiguiendo a todas las chicaspara esconder sus sentimientos. Quizá él ahora tambn crea que Hello y yo estamos enamorados, pero eso no es cierto. No es más que un amigo, o, como dice mamá, un galán.TuAnne
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29Domingo, 5 de julio de 1942Querida Kitty:El acto de fin de curso del viernes en el Teatro Judío salió muy bien. Las notas que me han dado no son nada malas: un solo insuficiente (un cinco en álgebra) y por lo demás todo sietes, dos ochos y dos seises. En casa se pusieron contentos, pero es que en cuestn de notas mis padres son muy distintos a otros padres; nunca les importa mucho que mis no-tas sean buenas o malas; solo se fijan en si estoy sana, en que no sea de-masiado fresca y en si me divierto. Mientras estas tres cosas estén bien, lo demás viene solo.Yo soy todo lo contrario: no quiero ser mala alumna. Me admitieron en el liceo de forma condicional, ya que en realidad me faltaba ir al sép-timo curso del sexto colegio Montessori, pero cuando a los chicos judíos nos obligaron a ir a colegios judíos, el señor Elte, después de algunas idas y venidas, nos dejó matricularnos a Lies Goslar y a mí de manera condi-cional. Lies tambn ha aprobado el curso pero tendrá que hacer un exa-men de recuperación de geometría bastante difícil.Pobre Lies, en su casa casi nunca puede estudiar tranquila. En suhabitación se pasa jugando todo el día su hermana pequeña, una bebéconsentida que está a punto de cumplir dos años. Si no hacen lo que Gabi quiere, se pone a gritar, y si Lies no se ocupa de ella, la que se pone a gri-tar es su madre. De esa manera es imposible estudiar nada, y tampocoayudan mucho las incontables clases de recuperación que tiene a cadarato. Y es que la casa de los Goslar es una verdadera casa de tócame Roque.Los abuelos maternos deLies viven en la casa de al lado, pero comenconellos. Luego hay una criada, la bebé, el eternamente distraído y despista-do padre y la siempre nerviosa e irascible madre, que está nuevamenteembarazada. Con un panorama así, la patosa de Lies está completamen-te perdida.A mi hermana Margot tambn le han dado las notas, estupendascomo siempre. Si en el colegio existiera el cum laude, se lo habrían dado. ¡Es un hacha!
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30Papá está mucho en casa últimamente; en la oficina ya no tiene nada que hacer. No debe de ser nada agradable sentirse un inútil. El señorKleiman se ha hecho cargo de Opekta y el señor Kugler, de Gies & Co., la compía de los sucedáneos de especias, fundada hace poco, en 1941.Hace unos días, cuando estábamos dando una vuelta alrededor de la plaza, papá empezó a hablar del tema de la clandestinidad. Dijo que será muydifícilvivircompletamenteaisladosdelmundo.Lepreguntéporqué me estaba hablando de eso ahora.Mira, Anne —me dijo—. Ya sabes que desde hace más de un año estamos llevando ropa, alimentos y muebles a casa de otra gente. No que-remos que nuestras cosas caigan en manos de los alemanes, pero menos aún que nos pesquen a nosotros mismos. Por eso, nos iremos por propia iniciativa y no esperaremos a que vengan por nosotros.Pero, papá, ¿cuándo será eso?La seriedad de las palabras de mi padre me angust.De eso no te preocupes, ya lo arreglaremos nosotros. Disfruta de tu vida despreocupada mientras puedas.Eso fue todo. ¡Ojalá que estas tristes palabras tarden mucho en cumplirse!Acaban de llamar al timbre. Es Hello. Lo dejo.TuAnneMrcoles, 8 de julio de 1942Querida Kitty:Desde la mana del domingo hasta ahora parece que hubieran pa-sado años. Han pasado tantas cosas que es como si de repente el mundo estuviera patas arriba, pero ya ves, Kitty: aún estoy viva, y eso es lo prin-cipal, como dice papá. Sí, es cierto, aún estoy viva, pero no me preguntes nde ni cómo. Hoy no debes de entender nada de lo que te escribo, de modo que empezaré por contarte lo que pasó el domingo por la tarde.A las tres de la tarde —Hello acababa de salir un momento, luegovolvería— alguien llamó a la puerta. Yo no lo oí, ya que estaba leyendo
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31en una tumbona al sol en la galería. Al rato apareció Margot toda altera-da por la puerta de la cocina.Ha llegado una citación de las SS para papá —murmuró—. Mamá ya ha salido para la casa del señor Van Daan. (Van Daan es un amigo y socio de papá).Me asusté muchísimo. ¡Una citación! Todo el mundo sabe lo que eso significa. En mi mente se me aparecieron campos de concentración yceldas solitarias. ¿Acaso íbamos a permitir que a papá se lo llevaran a se-mejantes lugares?Está claro que no irá —me aseguró Margot cuando nos sentamos a esperar en el san a que regresara mamá—. Mamá ha ido a preguntar-le a Van Daan si podemos instalarnos en nuestro escondite mana. Los Van Daan se esconderán con nosotros. Seremos siete.Silencio. Ya no podíamos hablar. Pensar en papá, que sin sospechar nada había ido al asilo judío a hacer unas visitas, esperar a que volviera mamá, el calor, la angustia, todo ello junto hizo que guardáramos silencio.De repente llamaron nuevamente a la puerta.Debe de ser Hello —dije yo.No abras —me detuvo Margot, pero no hacía falta, oímos a mamá y al señor Van Daan abajo hablando con Hello. Luego entraron y cerra-ron la puerta. A partir de ese momento, cada vez que llamaran a la puer-ta, una de nosotras debía bajar sigilosamente para ver si era papá; noabriríamos la puerta a extraños. A Margot y a mí nos hicieron salir del san; Van Daan quería hablar a solas con mamá.Una vez en nuestra habitación, Margot me confesó que la citación no estaba dirigida a papá, sino a ella. De nuevo me asusté muchísimo y me eché a llorar. Margot tiene dieciséis años. De modo que quieren llevarse a ch<

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