Cinco traducciones (tres en los últimos años) ofrecen adentrarse en quizá la novela más influyente y emblemática del siglo XX. La primera fue hecha en Buenos Aires en los años 40 por un hombre solo que desconcertó al equipo de anglicistas organizado por Victoria Ocampo y del que formaba parte Borges. Cada una de las traducciones tiene sus virtudes y sus defectos. Las que más se alejan del original, más se acercan a su espíritu. Pero todas encarnan el mismo conflicto: cómo traducir a un castellano que incluye tantos castellanos una novela hecha de capas y capas de cultura occidental, escrita por un irlandés, desde su variante desprestigiada de la lengua, para apropiarse del inglés británico imperial. El escritor argentino Carlos Gamerro, uno de los máximos especialistas en Joyce en español, se adentra en este laberinto apasionante que habla tanto de los conflictos del inglés como del castellano.