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Donatien Alphonse François de Sade (1740-1814), más conocido como Marqués de Sade, fue un escritor, dramaturgo y pensador francés, así como una de las figuras más controvertidas de la historia de la literatura. Nació en el seno de una familia aristocrática extremadamente distinguida -en cuyos antepasados figura Hugues III, casado con Laura de Noves, musa de Petrarca- pero empobrecida.
A los veintitrés años su padre le sugiere que se case con Renée Pélagie de Montreuil, la hija mayor de una familia de la nueva nobleza, muy influyente en la corte y de buena posición económica. El joven Donatien hubiese preferido casarse por amor pero finalmente acaba cediendo al deseo de su padre, una decisión que marcó su destino. Tras varios escándalos sexuales, propios de los jóvenes aristócratas del siglo XVIII, y de alguna visita en prisión, su suegra utilizó sus influencias para que el rey Luis XVI le encarcelara definitivamente en 1777.
Sade permaneció trece años en prisión, primero en Vincennes y más tarde en la Bastilla, donde permaneció poco antes del estallido de la revolución. A lo largo de estos estos años se procuró una vasta biblioteca que incluía Voltaire, Petrarca, Dante o Rousseau; escribió un primer esbozo de Justine y Los 120 días de Sodoma, así como buena parte de su producción literaria; y contó con el apoyo absoluto de su esposa. Tras su liberación en 1790, Renée rechazó recibirle y decidió divorciarse de él. Durante la década que vivió en libertad, vivió en la absoluta miseria junto a su nueva compañera, Constance; se dedicó al teatro y publicó bajo anonimato el manuscrito terminado de Justine o las desgracias de la virtud, Filosofía en el tocador y Juliette o las prosperidades del vicio, entre otras obras. En 1801 se descubrió que él era el autor de Justine y fue arrestado y enviado a la denominada «bastilla de los canallas».
Renée y sus hijos consiguieron procurarle un retiro más digno en el manicomio de Charenton, donde los enfermos vivían en condiciones más humanas. Fue diagnosticado con «demencia libertina» y pasó sus últimos años en este centro, donde le permitieron retomar sus actividades literarias e incluso llegó a formar un grupo de teatro para los internos.
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