«Feria», de Ana Iris Simón: que por qué escribo sobre el territorio
Todo mapa es una representación del mundo que refleja la visión de quien lo dibuja, y el Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales: trece libros, un año y un territorio común para la literatura de veintiún países que comparten un idioma con tantas voces y lenguas como hablantes. Invitados por LENGUA, los autores de la edición de 2022 exponen su geografía literaria y explican cómo ésta encaja en esta colección panhispánica global que presenta la mejor literatura en español. Aquí, Ana Iris Simón escribe sobre su novela «Feria».
Por Ana Iris Simón
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Ana Iris Simón. Foto cortesía de la autora.
Hay lugares marcados irremediablemente por la historia, en España tenemos muchos: de Rosas y Ampurias, los primeros asentamientos griegos en la península, a Palos de la Frontera, de donde partieron siglos después las carabelas de Colón. Del Cerro de la Muela, donde se asentó la antigua Numancia, a Guernica. De Covadonga a Navas de Tolosa, de Villalar a Casas Viejas, de Córdoba a Toledo, nuestra geografía está llena de enclaves que pasaron a la historia por batallas, guerras y revoluciones. Pero yo nací en uno marcado por una ficción.
Mi infancia, a diferencia de la de Machado, no son recuerdos de un patio de Sevilla sino paseos entre esos molinos de viento que, si los miras bien, siguen siendo gigantes. También juegos en el corral de mis abuelos, un patio con las paredes encaladas en blanco y añil lleno de herramientas que han cambiado poco desde que Cervantes las describiera y las hiciera universales en su Quijote.
A nosotros también nos hizo universales, a los manchegos y nuestro ser. Aunque hay veces que, mirándonos de cerca, uno se pregunta qué fue antes, si nuestro modo de estar en el mundo o el Caballero de la Triste Figura, porque con el tiempo han acabado convirtiéndose en indistinguibles. A Quijote le colocó Cervantes el de La Mancha para que supiéramos que no era un caballero andante como los demás. Que tenía lo que unos llaman tara y otros luz, o probablemente ambas. Que los parajes en los que combatía no eran escarpados montes ni frondosos bosques, sino una llanura parda e infinita. Y los manchegos le juramos lealtad y asumimos ser su orgulloso ejército a través de los siglos, así que si me preguntáis por qué escribo sobre el territorio os contaré que porque no puedo no hacerlo.
Además de oyendo las historias de Quijote y Sancho, crecí en una familia de feriantes y en otra de campesinos. Mis abuelos maternos tenían un puesto de juguetes con el que se dedicaban a recorrer España en una furgoneta Sava primero y en una Mercedes después. La vida nómada que llevaban hizo que sus hijos, mis tíos y mi madre, le tuvieran alergia a los horarios, al orden y a las rutinas, a los prejuicios y al silencio, porque en la feria siempre hay mucho jaleo.
Echar la vista atrás
Mis abuelos paternos, por su parte, fueron campesinos. Se pasaron todos los inviernos de su vida escardando la misma remolacha y todos los otoños vendimiando las mismas cepas, lo que hizo de sus hijos, de mis tíos y mi padre, una estirpe con raíces, que no creía en Dios pero sí en los rituales, en las costumbres y en la solidez.
Mi infancia, a diferencia de la de Machado, no fueron recuerdos en ningún huerto claro donde madura el limonero sino entre olivas y los sarmientos, en verbenas y romerías, en noches largas de agosto. Aprendí bien pronto que la tierra que pisamos -o, como en el caso de mis abuelos maternos, la ausencia de ella, el vivir en ningún sitio y amarlos todos- deja huellas no solo en la suela de nuestros zapatos sino también en el alma, en la manera en que estamos en y miramos al mundo. Así que si me preguntáis por qué escribo sobre el territorio os diré que es porque no puedo no hacerlo.
Mapa de las Lenguas es una colección panhispánica global que presenta la mejor literatura de veintiún países que comparten el idioma. Pero es, sobre todo, un itinerario de viaje por trece de los libros que el año pasado tuvieron mayor trascendencia en su país de origen y que, a lo largo del 2022, recorrerán el resto del ámbito del español.
Adentrarse en la obra de estas trece voces es transitar un territorio físico, tangible, pero también un espacio moral, intelectual, anímico, político y sociocultural. La lectura de un autor contemporáneo de cualquier país de habla hispana es una ventana a una forma de expresarse y escribir en español, pero también un modo de tomarle la temperatura a las preocupaciones y los anhelos de cada uno de esos lugares.