Llevaba casi una hora en el mismo lugar y ni siquiera había notado la mancha de tinta negra que se extendía desde su nueva pluma estilográfica por el vestido de algodón blanco, cuando él salió de repente de la arboleda oscura a la calzada bañada por el sol. Llevaba una bolsa de lona al hombro y lo que parecía un abrigo en la mano, y caminaba con paso constante, muscular, que hizo que Alice se columpiara más despacio. Observó su marcha, y la cuerda áspera del columpio le rozó la mejilla cuando se estiró para ver desde el otro lado de la rama del sauce llorón (Morton, 2015, p. 15).Quienes me conocen, sabrán decir que no soy un amante de las novelas de misterio, pero, en esta ocasión, debo decir que me declaro fanático de una autora en particular, Kate Morton (1976 ), a quien le encanta escribir sobre el misterio. Nació en Australia, siendo la mayor de tres hermanas, con las que compartía sus lecturas de libros abarrotados de historias de suspenso, amor y soledad. Su primer libro (La casa de Riverton, 2006), permitió evidenciar sus más claras influencias. Su prosa, como salida de un guión cinematográfico, tiene mucho de la finura de Agatha Christie (1890 1976), de las descripciones meticulosas de Enid Blyton (1897 1968), de la magia de Charles Dickens (1812 1870), de la suspicacia de las hermanas Brönte y el estilo gótico de Edgar Allan Poe (1809 1849), y del realismo apasionado de Jane Austen (1775 1817). Sin duda alguna, abarca una buena parte de lo mejor de la literatura universal, y es que el lector se dará cuenta de que ésta no es una autora dotada, sino fortalecida a través del oficio y la academia. Ya lo dijo alguna vez Gustave Flaubert (1821 1880), para vivir hay que leer, y Kate Morton ha sabido bien como hacer caso a ésta frase grandiosa.Pues bien, debo decir que un libro es la mejor compañía que alguien pueda tener; alguien, debo aclarar, que viva por y para la literatura. Después de haber leído mi quinto libro del año, me parece necesario manifestar que no he cambiado mi opinión al respecto. El último adiós (2015), es una novela bastante amena, con muchos elementos propios de la narración cinematográfica como el flashback y el llamado In media res. Los saltos en el tiempo y la aparición de múltiples escenarios son bastante comunes a lo largo del libro. Su trama, sustentada en una serie de historias que nos pueden suceder a todos, está muy bien desarrollada y se da a lo largo de treinta y cinco capítulos, que tratan temas como la estrecha relación entre el pasado y el presente, y las vivencias de una familia a la que le ha podido suceder casi de todo. Centrada en los años de 1933, 1935, 1940, 2000 y 2003, la historia gira en torno a la misteriosa desaparición del hijo menor de la familia Edevane, que vive en Cornualles (Inglaterra). Setenta años más tarde, hacia 2003, Alice Edevane, una afamada escritora británica, se ve en la necesidad de recordar todo lo sucedido en aquellos años, lo que le permite descubrir un terrible secreto, y es precisamente ese, que todas las familias tienen secretos, pero algunos son más peligrosos que otros.Me ha parecido una novela bastante atractiva, teniendo en cuenta que me llegó por correspondencia, casi como un caso sin resolver que le es entregado a un detective secreto. Un detective como Sadie Sparrow, quien entrará a formar parte de la vida de Alice y le dará un giro sorprendente a esta historia. Un verdadero thriller de misterio, amor y soledad; una obra enigmática, perturbadora y ciertamente, mágica. El último adiós, la obra más reciente de Kate Morton, narrada en un estilo lúgubre y preciosista, que da cuenta de la capacidad narrativa de una autora con una profunda madurez literaria, llena de matices y personajes imperecederos. Recomiendo, entonces, la lectura de este libro a todos aquellos que disfrutan de un buen giro narrativo, al mejor estilo de Sherlock Holmes.
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