«Érase una vez un periódico que no se parecía a ningún otro. Se llamaba Pueblo, era el más leído de España y tuve el privilegio de trabajar en él (...). Durante doce años formé parte de aquella pintoresca tribu de canallas sin dios ni otro amo que la fiebre del periodismo y la necesidad de llegar a fin de mes, por ese orden». Como no podía ser de otra manera, Arturo Pérez-Reverte firma el prólogo de «Nido de piratas. La fascinante historia del diario Pueblo (1965-1984)» (Debate), un recorrido de la mano de Jesús Fernández Úbeda por una cabecera que llegó a tener una tirada de más de doscientos mil ejemplares. Entre whiskys, redactores veteranos, timbas de mus, repiqueteos de máquinas de escribir abolladas y búsquedas incesantes de exclusivas de primera página, Pérez-Reverte aprendió un oficio, el Periodismo con mayúsculas, que nada se parece, según dice en el texto de introducción, el cual reproducimos a continuación, al periodismo que se practica hoy: «Conservo el amor profundo por aquel periodismo bronco, caliente, hecho de olfato y de oficio, donde tantos de ellos se dejaron la salud y la vida. Aquella droga que cada amanecer, borrachos y de arribada, les manchaba los dedos de la misma tinta fresca que les corría por las venas, con grandes titulares en primera y su firma en un recuadro».