Lactancia materna: manual de uso
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Lactancia materna: manual de uso

Voy a ser madre. ¿Y ahora qué?. ¿Es bueno darle el pecho? ¿Cuánta cantidad? ¿Hasta que edad? ¿Qué tengo que comer? ¿Sigo los consejos de otras madres? 

Hoy Diana Oliver nos cuenta mitos y verdades que te ayudarán a resolver las principales dudas sobre la lactancia, en verano y en el resto de las estaciones. 

DIANA OLIVER

Periodista especializada en infancia

@dianaoliver.es

Que amamantar es un aprendizaje (y un arte) se entiende cuando estás ahí, con tu bebé entre los brazos y el pecho dispuesto.¿Cuántas mujeres llegamos a la maternidad sin haber tenido apenas contacto con bebés y niños pequeños? ¿Quién nos enseña a cuidar? ¿Cómo aprendemos a amamantar?

La lactancia materna es hoy una experiencia compleja a la que muchas madres hacen frente sin referentes, sin políticas sociales y laborales y, a menudo, sin apoyo. Porque si bien aún se sigue hablando del amamantamiento como un proceso instintivo, lo cierto es que se trata de un fenómeno biocultural en el que los determinantes socioculturales tienen mucho peso.

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Manuales y guías experienciales, asesoras de lactancia, matronas y, por supuesto, la experiencia de otras madres y los grupos de apoyo a la lactancia han contribuido a recuperar la parte más práctica: a aprender a amamantar, a resolver dudas y a solucionar los posibles problemas que pueden surgir. Alba Padró, IBCLC y fundadora de LactApp lleva años acompañando a otras madres y, ahora también, lo hace a través de distintos libros y manuales. El último, Mucha teta, una guía para entender el proceso de amamantamiento y conocer infinidad de situaciones que pueden darse. Le pregunto si se puede amamantar hoy sin información y es optimista: «Creo que sí porque muchas mujeres viven su lactancia sin dificultades y sin necesitar atención de nadie. Seguramente no es lo más habitual y viviendo en la era de la información es fácil que durante la lactancia algo consultes, pero si no aparecen grandes dudas y dificultades es probable que no te haga falta nada de nada». Sin embargo también dice que no es lo habitual: «Es cierto que la mayoría de madres se sienten muy perdidas en esto de la lactancia y entonces toda la ayuda es poca. Cuando hay dudas o dificultades, necesitas información personalizada y accesible». 

Preparar la lactancia en el embarazo

Durante el embarazo no hay que preparar el pecho de ninguna forma en especial pero sí la mente. ¿Qué debe saber una mujer que esté embarazada y que quiera amamantar? «Si estás embarazada y te planteas amamantar, aprovecha el embarazo para aprender todo lo que puedas, para buscar personas o herramientas que, una vez hayas empezado la lactancia, te puedan ayudar. Y sobre todo, observa a mujeres amamantando porque esa es la mejor fuente de aprendizaje», responde Alba Padró.

El gran hándicap al que nos enfrentamos es durante el embarazo prestamos poca atención a la lactancia. Y es normal. En ese momento el momento del parto ocupa toda nuestra atención. «La lactancia es algo que pocas mujeres planifican, lo dejan a la suerte prácticamente. Es habitual escuchar frases típicas: si tengo leche, si el bebé se agarra, si mi leche es buena… Todas estas frases que hemos dicho la mayoría alguna vez vienen de la poca formación que tenemos de la lactancia. Quizá si empezáramos a aprender y conocer nuestro cuerpo desde pequeñas podríamos llegar a la lactancia con una base de conocimiento teórico con más peso», explica. 

Sobre si tener información nos asegura más posibilidades de que la podamos establecer con más facilidad, Padró cree que eso es un poco como la parte teórica del carnet de conducir: sacarla no te garantiza que vayas a superar la práctica. «La información es la clave, pero luego hay factores que no podemos controlar. Eso sí, sin duda, si aprendemos, si tenemos referentes y sabemos dónde consultar es más probable que podamos superar las dificultades que vayan apareciendo», señala.

Los enemigos de la lactancia materna

La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna desde el nacimiento hasta que la madre y la criatura deseen, siendo lo ideal que se mantenga hasta al menos los dos años. En el camino no son pocos los baches que muchas mujeres se encuentran. Ya desde el hospital con los biberones de ayuda o la falta de apoyo hasta los exiguos permisos de maternidad. No es de extrañar que para muchas mujeres amamantar sea casi un acto revolucionario.

Para Alba Padró hay tres grandes enemigos de la lactancia. El primero, las prisas («Amamantar es un aprendizaje que requiere tiempo, ensayo y error y esto no siempre se tiene»); el segundo, los consejos no deseados («A veces una madre recibe mil consejos que no ha pedido y encima contradictorios, lo que hace que no entienda nada y se sienta frustrada»); y el tercero, y no menos importante, la falta de apoyo existente aún en el mundo de la lactancia («Necesitamos más matronas formadas en lactancia que puedan atender desde el principio a las mujeres, que puedan resolver sus dudas y acompañar sus decisiones»).  

El entorno y la pareja influyen mucho en el mantenimiento o el abandono de la lactancia. De hecho, según explica Alba Padró, la evidencia científica encuentra que las mujeres que cuentan con la ayuda y el apoyo de su pareja amamantan más tiempo. Similar influencia tiene la abuela materna en el proceso. «Es muy importante, especialmente en los momentos complicados, contar con el apoyo de toda la familia. Si tienes dificultades y tu familia bombardea tus deseos de seguir es probable que no lo puedas conseguir», lamenta. 

¿Es distinta la lactancia en verano?

Los mitos en torno a la lactancia materna también juegan un papel importante a la hora de establecerla o de mantenerla. Para Padró, uno de los mitos más arraigados aún es el que dice que la lactancia materna duele y que hay que aguantar durante meses el dolor. «Es muy típico que, cuando la madre se queja, reciba la misma frase: "Hay que aguantar, en un mes se te pasa". El dolor en todos los casos nos indica que algo no va del todo bien, y en este caso nos dice claramente que algo se puede mejorar. Si amamantar doliera no habríamos llegado hasta aquí como especie. Amamantar duele a muchas mujeres, no digo que no, pero tenemos que aprender a reaccionar a ese dolor buscando ayuda, soluciones, recursos… y sí, a veces hace falta llamar a muchas puertas antes de dar con la solución definitiva». 

Además del mito del dolor hay otros muchos, tantos que el listado sería probablemente inabarcable. Desde el blog de LactApp la propia Alba Padró recopilaba algunos de los más curiosos como que no se pueden tomar bebidas con gas porque las burbujas pasan a la leche, que el color de los ojos del bebé no es definitivo hasta que no deja de tomar pecho, que llega un momento en el que la leche materna se convierte en agua o que los alimentos ácidos cortan la leche. 

Sobre el verano y la lactancia también circulan mitos como que hay que dar agua al bebé o que debemos beber agua para producir leche. Alba Padró deja claro que las estaciones del año no determinan que tengamos que hacer nada, comer diferente o beber más agua de la que nos pide el cuerpo. «En verano podemos bañarnos en la piscina o en el mar, tomar el sol, usar repelente de mosquitos… No hay nada especial que tengamos que hacer. Al contrario: el verano no nos complica la lactancia sino que es una época en la que amamantar es quizá más fácil, la ropa es más liviana y podemos amamantar con más facilidad y sin pasar frío». 

¿Y el bebé? ¿Necesita agua «extra» además de la leche materna? «Los seis primeros meses de lactancia, la leche materna aporta al bebé todo el agua que necesita. La leche materna es principalmente agua, más de un 80%, y el resto de nutrientes están disueltos en ella. A partir de los seis meses, cuando los bebés empiezan con los alimentos sólidos, empezaremos a ofrecerles agua y ver si la odian o les encanta», concluye Alba Padró. 

¿Y cómo explicar la lactancia a nuestros hijos?

Somos de leche es un cuento para celebrar la lactancia y que las familias recuerden junto a sus hijos e hijas su propia historia de lactancia. Además, es una gran herramienta para explicar a nuestras criaturas el funcionamiento de la «fábrica de leche». Por qué, ¿a vosotros os explicaron en la escuela cómo funciona la glándula mamaria? Seguramente no, a pesar de que esta gran desconocida es capaz de alimentar a un bebé. El conocimiento del propio cuerpo desde pequeños es uno de los puntales para poder tomar decisiones informadas en el futuro, y Somos de leche busca entretener y divulgar a partes iguales.

Somos de leche es el nuevo libro infantil de Alba Padró ilustrado por Anna Baquero.

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