Cuentos y libros infantiles para aprender a tratarte bien a ti mismo
Hoy en día la salud mental está empezando a adquirir la importancia que debería haber tenido siempre.
Desde que en el año 2020 empezara a tener más relevancia y visibilidad a raíz de lo vivido con la COVID-19, se ha empezado a poner sobre la mesa la importancia de cuidarse de igual modo por dentro que por fuera, entendiendo que cuidar de nuestras emociones, nuestro bienestar y calidad de vida es igual de importante que cuidar de nuestra salud física.
Cómo nos cuidemos nosotros mismos, repercutirá en el ejemplo que les ofrezcamos a nuestros hijos e hijas para hablarse a sí mismos e incluso a los demás. Si mostramos compasión por nosotros mismos, aceptamos nuestros errores sin culpabilizarnos, tratamos de relativizar los problemas y enfocarnos en las soluciones, ellos y ellas también lo harán.
Y de este modo estaremos construyendo niños y niñas sanas que se convertirán en adultos con una autoestima adecuada y saludable. Esto también es muy importante a la hora de hacernos valer respecto a los demás.
Si mostramos que nosotros mismos no nos queremos ni valoramos respecto al mundo, hablándonos mal, sacando a relucir únicamente nuestros defectos, los demás podrán tomarse la libertad de hablarnos de igual modo, entendiendo que es nuestro modelo natural de relacionarnos con nosotros mismos.
Por todo ello, es parte esencial trabajar el modo en el que nos comunicamos, ser conscientes del peso que tiene la comunicación con uno mismo y con lo demás y enfocarnos en hacer un trabajo activo con unas metas claras donde haya ciertas claves que no deben faltar.
¿Quieres saber qué claves son esas?
Sigue leyendo, pero antes toma nota de los siguientes libros, que son mis favoritos para aprender a tratar bien a los demás y sobre todo a uno mismo.
Un libro de Anna Llenas que nos habla tanto con su mensaje escrito como a través de sus ilustraciones. Un viaje interno donde poder profundizar en uno mismo de un modo único.
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Un cuento de Lucía Serrano que nos habla de cómo relacionarnos con los demás con respeto, comprendiendo las diferencias y lo que enriquecen éstas a la sociedad.
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Seis cuentos cortos de Anna Morató que nos quieren acompañar a la hora de tomar nuevas decisiones basadas en la paciencia, la perseverancia, la frustración o el aburrimiento. Anna Morató es una autora, que sin duda, puede ayudarnos a enfocarnos en un buen lenguaje interior.
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Este cuento de Míriam Tirado es una auténtica joya. Nos habla sobre la parte más esencial de cada uno, lo que le hace único y diferente a los demás. De cómo cuidarla, valorarla, dar su importancia, su espacio, y rescatarla si es que la hemos dejado olvidada. Un cuento que acompaña perfectamente tanto a niños como a adultos.
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Este álbum ilustrado de James Norbury es mágico. Cómo dialogan sus dos personajes a lo largo de un viaje único, nos regala enseñanzas y mensajes que llegarán a ser esenciales en sus lectores, ya que no se queda en lo más superficial, sino que ahondan en lo más profundo y necesario, en la base de toda vida. Un libro imprescindible en cualquier biblioteca y hogar.
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Este cuento nos habla de cómo es de necesario amarse a uno mismo, sin importar cómo sean los demás, a pesar de que seas diferente a todos. Un cuento muy visual que llega a lo más pequeños con su mensaje, pero que también remueve a adultos.
Claves para cuidarte desde dentro y tratarte bien a ti mismo
• Emplear un lenguaje compasivo, hablándonos a nosotros mismos y a los demás con el mismo amor y compasión que lo haríamos o hacemos con aquellos que acabamos de conocer, que queremos o con quienes mostramos nuestra mejor versión. A veces puede funcionar la idea de pensar en cómo hablamos a nuestro mejor amigo o amiga, y emplearlo para hablarnos a nosotros mismos.
• Ser amables con nosotros mismos, entendiendo que el error es parte del proceso, que todos podemos cometerlo y nos ayuda a crecer y mejorar.
• No usar etiquetas y comprender que lo que hace alguien no le encasilla ni clasifica, sino que es simplemente una acción. Es decir, si alguien hace algo mal no es malo, sino que es la acción la que está mal.
• Aprender a corregir sin lapidar, es decir, no hay que insistir tanto en el error sino enfocarse siempre en la solución. No es necesario repetir mil veces que algo no ha estado bien, sino que hay que buscar el modo de que sí lo esté. Podemos hacer preguntas que nos lleven a una solución, elaborar un plan para actuar en situaciones similares…
• Tratar de impresionarnos menos con lo que hacen o no hacen nuestros niños o incluso nosotros mismos, es decir, no tenemos que dar una respuesta exagerada o descompensada respecto a lo que hacen, ya que no necesitan nuestro refuerzo ni castigo para aprender, o nuestra aprobación para seguir adelante. Tienen que buscar en sí mismos esa motivación y refuerzo
• Ser sincero no es lo mismo que ser irrespetuoso. Es importante aprender a decir solamente aquello estrictamente necesario, tratando de no herir al otro y centrándonos únicamente en aquello que se pueda cambiar. Decirle a alguien que, por ejemplo, es alto, que esa cualidad suya no nos gusta, no es ser sincero, sino ser impertinente y poco empático, ya que es solamente muestra una opinión sobre algo que no puede cambiar y que puede herir y condicionar.
• Es esencial aprender a poner límites a los demás y a uno mismo. No podemos gustarle a todo el mundo y debemos saber decir aquello que nos hiere o nos hace sentir poco alineados con nuestros valores.
• Aprender a priorizarnos y ponernos en valor desde la más tierna infancia es necesario, ya que cuidar nuestra salud mental desde pequeños es un regalo que nos hacemos para el resto de la vida.
A veces confundimos aspectos tan fundamentales como el respeto y la aceptación de las normas, creyendo que los niños y las niñas por ser niños y niñas tienen que ser sumisos, obedientes, aceptar a veces conductas desorganizadas o inadecuadas de los adultos, como enfados, gritos, resoplidos… cuando es totalmente contrario al mensaje que queremos transmitirles.
Por esto es importante que nos enfoquemos en cómo cuidamos su lenguaje interior, cómo les hablamos para que luego se hablen a solas a sí mismos, cuántas veces al día les decimos lo importantes que son para nosotros, cómo destacamos sus cualidades más especiales, cuántas veces les dejamos escoger sin juzgarles y les aceptamos tal y como son.
Ahí está la clave de adquirir un lenguaje interno adecuado, amable, respetuoso, compasivo y sano.