En esta novela hay veranos, cigarrillos, piscinas, hospitales, caballos, azulejos, cemento, arena, cartas, plantas, fuego, vacaciones, amores, mentiras, verdades, vergüenzas... y también alcohol, que lo impregna todo, estropeándolo y deformándolo. Porque el padre es alcohólico. Y ella, la hija de un alcohólico. Pero ¿qué más hay detrás de ese hombre que vendía materiales de construcción y fa...
En esta novela hay veranos, cigarrillos, piscinas, hospitales, caballos, azulejos, cemento, arena, cartas, plantas, fuego, vacaciones, amores, mentiras, verdades, vergüenzas... y también alcohol, que lo impregna todo, estropeándolo y deformándolo. Porque el padre es alcohólico. Y ella, la hija de un alcohólico. Pero ¿qué más hay detrás de ese hombre que vendía materiales de construcción y fabricaba muebles reciclando palés? A pesar de haber vivido en la misma casa durante muchos años, padre e hija apenas tienen trato. No se hablan ni se tocan, pero las miradas, los olores y los sonidos les sirven de vínculo. Y el silencio, eso que no se quiere y no se puede decir, es más un campo de batalla que una fortaleza.
En su primera novela, Eider Rodríguez ha recogido los fragmentos de un padre para reconstruir, desde diferentes perspectivas y con un estilo brutal y descarnado, el relato de una familia, de una época y de un lugar, sacando a la luz los cauces subterráneos por los que circulan el amor y la vida dentro de los estrechos márgenes del entorno familiar.
La crítica ha dicho:
«Una novela que deslumbra, que se pregunta cuánto tiene la familia de refugio y cuánto de presidio. Con un estilo fino y directo es de esas lecturas que permanecen». Miguel Ángel Oeste
«Un crudo viaje a la verdad. Un afilado y brillante despliegue, sin trampas ni concesiones emocionales, a través del dolor de haber crecido admirando en la distancia, casi como una notaria, a ese padre borracho». Noelia Ramírez, El País
«Una maravilla. Una carta al padre, honesta y dolorosa, a corazón abierto. Una excavación y una construcción escrita con mucha inteligencia y valentía». Sara Mesa
«Heredera de su inteligencia narrativa y con una sensibilidad suprema, es capaz de mostrar los matices y los pliegues del dolor para cerrar una obra hermosa y estremecedora». Ascensión Rivas, El Cultural
«Una realidad que, lejos de pensarla para seguir escondiéndose, Rodríguez la destapa sin miedo para llegar a entenderla. Y lo hace a través de un material de construcción valiosísimo: la literatura y la intimidad». Ana Tenías, elDiario.es
«La prosa de Eider Rodríguez, deslumbrante y afilada, nos ayuda a imaginar, pensar y sentir nuestra propia relación con la violencia no desde la denuncia moral o la ideología, sino desde espacios afectivos de incomodidad e incertidumbre». Edurne Portela
«Eider Rodríguez parte de un género tan definido como la obra de duelo para alejarse de ella y adentrarse en la indagación en torno al lenguaje. […] Material de construcción, hecha precisamente de materiales diversos y dispersos, es la respuesta a esta idea, a esa voluntad de salir de la literatura más solipsista y de concebir la narración de la experiencia en términos colectivos. Rodríguez dialoga así con [Elvira] Navarro pero también con Rivera Garza». Anna María Iglesia, Revista Abril
«Una prosa inteligente, precisa, sin concesiones». Kirmen Uribe
«El éxito es tener el valor -y, sobre todo, la habilidad- para escribir como escribe Eider Rodríguez. Literatura es su libro. Escribir es su libro. Éxito es haberlo escrito. Costará olvidarlo y guardarlo». Marta Orriols
«Un libro intenso, profundo y al mismo tiempo valiente, de una honestidad salvaje. Literatura con letra mayúscula, urgente y necesaria. Desconcertará, turbará y conmoverá a quien lo lea». Harkaitz Cano