Aroa Moreno Durán y las vidas que transcurren en los márgenes
El Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales. Es, en consecuencia, un territorio común para la literatura en un idioma compartido, el español. Invitados por LENGUA, los autores de la edición de 2023 conversan con quienes mejor conocen su obra, sus editores, para exponer su geografía narrativa y explicar cómo sus libros encajan en esta colección panhispánica global. En las siguientes líneas, Aroa Moreno Durán, autora de «La bajamar» (Random House), responde a las preguntas de Albert Puigdueta, editor de Random House en España.
Por Albert Puigdueta

Aroa Moreno Durán. Crédito: Jairo Vargas.
Aroa Moreno Durán desembarcó con su primera novela, La hija del comunista, en la editorial Caballo de Troya, un sello español en el que cada año un editor invitado apuesta por nuevas voces en lengua española. La escritora Lara Moreno, la editora del Caballo de Troya de 2017, tuvo el buen ojo de inaugurar su año con esta novela íntima y política que narraba la vida de una familia de emigrantes españoles en la Alemania del Este. La hija del comunista fue uno de los libros destacados de ese año, fue premiada con el Premio El Ojo Crítico de Narrativa en 2017 y alabada por autores de la talla de Fernando Aramburu, Almudena Grandes, Manuel Vilas y José Ovejero. La novela logró traspasar fronteras, se tradujo a ocho lenguas y llegó a países de Latinoamérica, donde la autora fue invitada a numerosos festivales. Cuando recibí la propuesta de publicar en Random House su segunda novela, La bajamar, solo hizo falta leer el manuscrito de una sola sentada y darme cuenta de que Aroa Moreno Durán sería una de las voces imprescindibles de la narrativa española de los próximos años. De nuevo teníamos una investigación histórica muy sólida, una estructura no convencional, una prosa contenida y precisa que sugería más que mostraba, un extraordinario manejo de la elipsis y los silencios y la capacidad de destilar grandes temas en una novela de doscientas páginas. Después de que en 2022 la novela cautivara de forma unánime a lectores, libreros y a la crítica en España, desembarca en 2023 en todos los países de Latinoamérica de la mano de la colección Mapa de las Lenguas: La bajamar es una novela a tres voces, sobre madres e hijas, que nos sumerge en la memoria personal e histórica, en los silencios y las ficciones que toda familia construye para seguir adelante; las vidas de unas familias que transcurren en los márgenes de la Historia pero que están inmersas en ella.
El peso de los recuerdos
Albert Puigdueta: En la novela nos encontramos con cuatro madres que deben criar a sus hijos en épocas y contextos distintos. ¿Qué tipos de maternidad querías retratar? ¿Cómo es ser madre hoy respecto al pasado?
Aroa Moreno Durán: No tenía tanta intención de retratar la maternidad sino de explorar cómo fue ser madre en otros contextos. Partía de preguntármelo. Me llamaba mucho la atención, por ejemplo, que desde el presente, despreciemos el dolor de las madres en el pasado. Cuando dicen: es que antes se morían muchos niños. Yo quise saber si dolía igual o no. Si la crianza era igual o no. Si las madres pasaban miedo, si se aburrían, si se frustraban. Muchos lectores me dicen que no es comparable el contexto de la guerra con la actualidad. Que a Adirane, una mujer de cuarenta años que es madre hoy, no le pasa nada, me dicen. Y claro que le pasa. Yo no sé medir el dolor de una mujer que pone a unas hijas en un buque de guerra para salvarles la vida con el dolor de una mujer que vive encerrada en una cárcel de ansiedad. No tengo potestad para compararlos. Sí pienso que cuando se impone la supervivencia, las emociones quedan relegadas. Y cuando el bienestar forma parte de nuestra vida, se iluminan o, más bien, se oscurecen, algunas zonas. Y emergen las sombras que nos dicen que ser madre tiene que ver con el amor y con el miedo. Y que el amor y el miedo son para siempre, aunque las madres aprendamos a doblegar esta última emoción.
Albert Puigdueta: La maternidad y la salud mental es un tema que está en la conversación y de la que algunas autoras han hablado en sus novelas como Las madres no de Katixa Aguirre o La historia de los vertebrados de Mar García Puig, ¿Consideras que se habla lo suficiente acerca de la angustia y la inestabilidad emocional que puede desatar la maternidad? ¿Cómo la retratas en La bajamar?
Aroa Moreno Durán: No es suficiente. Seguimos sorprendiéndonos cuando somos madres y nos suceden algunas cosas, o nos sentimos culpables. Pienso que es curioso que ahora empiezan a decir: otro libro sobre maternidad, como antes se decía otro libro sobre la guerra civil. Creo que hay ciertos temas sobre los que no importa que haya cientos de miles de títulos y, sin embargo, hay otros que, a la tercera novela publicada, ya están levantando asperezas. En concreto, esos dos temas no son bien recibidos. Algunos relatos de la guerra, los buenos relatos, rompen el consenso político sobre el que se levanta nuestra Historia más reciente, que impone que no hubo vencedores ni vencidos, que había que pasar página. A ese relato perfecto lo llaman la Transición. Y exactamente de la misma manera, los relatos de la maternidad cuestionan la gran construcción sobre la que se asienta la sociedad: la madre feliz, abnegada, sacrificada y callada. Porque si caen las madres, se cae todo. Tendríamos que preguntarnos en profundidad cómo el capitalismo se sustenta sobre los cuidados forzados de las mujeres y sobre unos cuantos acuerdos que tomaron ellos.
Albert Puigdueta: En tu novela hay pocos hombres. ¿Qué papel desempeñan en la historia? ¿Cómo es la figura paterna que quisiste plasmar en la novela?
Aroa Moreno Durán: Esta es una reflexión que he tenido que hacer posteriormente. Quiénes son ellos. O por qué todos se llaman igual: Jon, Ivo, Iván. Esto me lo dijo alguien en un club de lectura. Los hombres de La bajamar no comparecen como deberían. Algunos, porque están ausentes, en la mar, en la guerra o haciendo la revolución; otros, están, pero no saben responder o, tal vez, preguntar, aunque quieran. Reflejan, de alguna manera, la sombra que el hombre ha proyectado sobre la intimidad de las casas y de la crianza. Antes, más ausentes, pero organizando las tensiones. Yo quería que la historia la contaran ellas y, técnicamente, ellos son los que activan la trama histórica; ellas, se quedan para mantener el hogar vivo y para contárnosla después.
Albert Puigdueta: La bajamar está narrada a través de tres voces, tres mujeres de generaciones diferentes, pero Adirane es la única protagonista con la que utilizas la narración en tercera persona. ¿Cómo elegiste las voces y por qué tomaste esta decisión?
Aroa Moreno Durán: No quería que ningún personaje contase a otro. Quería las tres voces engarzando a las generaciones. Así nació Ruth, en un diálogo sin respuesta, inspirada en un testimonio oral que yo había recibido. Y la primera persona de Adriana, más honda y más libre en cuanto a mi propia forma de escribir. Entonces, tocaba Adirane, la más joven, y casi sin responderme a ninguna pregunta, comienzo a escribirla en tercera persona. Adirane, que tiene mi edad, que tiene una hija de la edad que tenía entonces mi hijo, que le pasan las cosas que a mí me podrían pasar. De alguna forma, la alejo, pongo distancia. A mí me cuesta mucho escribir el presente, desarrollarnos, dar vuelo a lo contemporáneo. Y, por otra parte, Adirane toma una decisión que yo entendí que no podía ser contada solo desde su punto de vista. Explora la posibilidad de abandonar a su hija. Quería contextualizar esa decisión, que dialogara más libremente con otros personajes, con el paisaje, quería que el lector la entendiera y la quisiera. Y no sé si lo he conseguido: es un personaje duro y rebelde.
Albert Puigdueta: Tu prosa es depurada y destilada, y los silencios atraviesan el libro de una forma muy presente. ¿Nos puedes hablar de tu estilo y qué es lo que quieres transmitir al lector?
Aroa Moreno Durán: No sé escribir de otra manera. Pienso que la forma de escribir de cada una está muy relacionada con nuestra forma de ser o de mirar el mundo. No soy capaz de grandes disertaciones, ni escritas, ni orales. Confío en el lector, en el otro, en que sabrá completar mi silencio. Todo lo que yo tengo es una forma de escribir. Una forma de contar. Trato de que sea siempre bella, pero sin perder su cometido principal: llegar hasta el otro. No quiero levantar una ficción hermosa para transitarla, el estilo está para contarnos algo de la forma más precisa posible. Esa precisión puede ser únicamente una luz, un paisaje, una sensación o la trama más compleja que podamos imaginar. El silencio se escribe callando cuando tienes que callar.
Albert Puigdueta: En tus dos novelas La hija del comunista y La bajamar pones el foco en las historias íntimas y familiares que están completamente supeditadas a los grandes acontecimientos históricos. Se te ha considerado una de las grandes autoras españolas contemporáneas que trabaja la memoria de nuestro país, pero desde la ficción y desde las historias íntimas de personajes que no salen en los manuales de Historia. ¿Te sientes cómoda en este terreno? ¿Nos puedes hablar de algún proyecto que tengas entre manos?
Aroa Moreno Durán: Hasta ahora, pensaba que todos mis personajes habían sido vapuleados por la Historia. Pero, después de estos años de convivencia con ellas y ellos, creo que son supervivientes, que se rebelan, que permanecen en pie frente al contexto. Me interesa mucho la tensión que se establece entre la política y la intimidad. No debe ser, en ningún caso, responsabilidad de la literatura dar memoria sobre lo pasado. Porque la verdad, la justicia y la reparación corresponden a los Estados. Pero sí pienso que, a través de la emoción que produce leer una historia, podemos alumbrar algunos rincones que han sido injustamente silenciados. No es que yo tenga una vocación de ajusticiar nada, es que me interesan esos márgenes. Escriba lo que escriba en el futuro, estoy casi segura de que la perspectiva histórica y la mirada a la raíz estarán presentes. La historia y la memoria hay que contarlas con palabras nuevas. Y eso es lo que seguiré buscando.
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