Aprender a respirar: una herramienta muy poderosa para el bienestar emocional de los niños (y de sus padres)
Pequeños preguntones 3 min.

Aprender a respirar: una herramienta muy poderosa para el bienestar emocional de los niños (y de sus padres)

Respirar es un movimiento involuntario, ya que no hace falta pensar en ello para poder hacerlo. Pero lo que sí podemos hacer es realizarlo de forma consciente para variar nuestro estado de ánimo. 

¿Quieres aprender a respirar para calmar tus emociones en esos momentos en los que te sientes más alterado/a? Sigue leyendo este post de Adrián Cordellat y respira con nosotros. 

ADRIÁN CORDELLAT

Periodista especializado en infancia y literatura infantil y juvenil

@acordellat

Varios estudios científicos han demostrado en los últimos años que los diferentes estados emocionales que experimentamos las personas están vinculados con formas de respirar distintas. Más lenta, regular y profunda, por ejemplo, cuando estamos tranquilos, en calma con el mundo y con nosotros mismos. Y, por el contrario, más rápida, irregular y superficial cuando la ira se apodera de nosotros. Esta, que podría parecer una conclusión evidente, no solo no es tal por nuestro desconocimiento de la respiración, sino que, además, abre espacio a un superpoder que los humanos tenemos sin ser conscientes de él: la posibilidad de cambiar o sobrellevar mejor nuestros estados de ánimo sobre todo aquellos que asociamos como más negativos gracias a la respiración.

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«Aunque no seamos conscientes, la respiración guía nuestros estados de ánimo, así que es una herramienta muy poderosa no solo para nuestros hijos, sino también para que nosotros mismos podamos surfear mejor nuestras emociones. De hecho, sobre todo cuando estamos estresados o cuando nos enfadamos, enseguida podemos ver cómo cambia nuestra respiración. Ahí se ve muy fácil», afirma Àgata Subirats, madre, asesora de lactancia materna, profesora de yoga y creadora del método Mamayoga.

«Esta guía es de cuentos infantiles, pero estaría muy bien que también los padres pudiésemos adoptar esta técnica para acompañar mejor a nuestros hijos. Al final, los padres vivimos muchos momentos frustrantes en el día a día con los pequeños, por eso también he intentado que los cuentos fuesen tan próximos a rutinas del día a día, para que los lectores se puedan sentir identificados y aprendan a acompañar un poco mejor a sus hijos», explica. 

Max es el protagonista de Respira conmigo.

Y es que, como reconoce Àgata Subirats, nadie nos enseña o nos habla a lo largo de nuestra vida de la importancia de la respiración. «Y es una pena, porque es una herramienta tan al alcance de nuestras manos…». Y especialmente importante cuando uno es padre o madre, porque muchas las situaciones rutinarias que la autora plasma en Respira conmigo se manifiestan habitualmente en forma de rabietas y comportamientos disruptivos por parte de los pequeños, lo que muchas veces, sobre todo cuando el estrés y el agotamiento se apoderan de nosotros, nos conduce a padres y madres a perder también los nervios. 

¿Cómo podemos utilizar la respiración como padres y madres en estos casos para afrontar mejor estas situaciones? «Sobre todo en los momentos difíciles, en esas tardes de baño, pijama y cena con el niño de dos años que no se quiere bañar, el otro que no se quiere poner el pijama y la otra que no quiere cenar, lo primero es tomar conciencia de cómo se altera nuestra respiración. Esto es fundamental porque, de hecho, mucho antes de llegar a pegar un grito o de perder los papeles la respiración ya se ha alterado. Así que tomar conciencia de eso, de cómo estamos respirando, es importantísimo, porque no podemos cambiar algo si no somos conscientes de ello», explica Subirats. 

Ilustración de Carlos Lluch para el libro Respira conmigo.

Tomada conciencia de nuestra respiración, el segundo paso es pararse unos segundos para tomar aire siguiendo alguna de las respiraciones guiadas que se explican en el álbum ilustrado: «Ni siquiera hace falta que nos sentemos a meditar o nos pongamos las mallas de yoga. En ese mismo momento, con tu hijo en la bañera porfiando contigo porque no quiere salir del agua, tenemos que ser capaces de parar unos segundos y respirar conscientemente. Con algo tan sencillo como darse permiso para parar y respirar hacemos magia». 

Crear el hábito de la respiración

En los cuentos que componen Respira conmigo, la práctica de la respiración es introducida de forma muy sencilla por los adultos. «Pero en la vida real no siempre es tan fácil. No me imagino siendo capaz de introducir una de estas respiraciones guiadas en mitad de una rabieta de mi hijo de cinco años», le comento a Àgata. Ríe al otro lado del teléfono. «¡No, no, ahí es imposible!», responde antes de explicar que estas técnicas de respiración deben introducirse en momentos de tranquilidad y de conexión con los pequeños, para así poder hablar con calma e, incluso, utilizar los cuentos para que los niños empaticen como los personajes y expresen sus propias emociones. «De esta forma, luego va a ser mucho más fácil que les podamos decir: "Ostras, ¿te das cuenta? ¡Te está pasando ahora como al personaje del cuento! ¿Recuerdas cómo era la respiración de Max?". A la larga, ellos van a ir adoptando estas técnicas de respiración por sí solos. Con mis hijos mayores, por ejemplo, ya es así, no hace falta que yo se lo recuerde. Ya lo tienen como un mecanismo interiorizado. Pero a veces no, ¿eh? ¡A veces también gritan!», añade con humor.

El problema es el de siempre. Cómo introducir estas rutinas de respiración con el ritmo de vida loco que llevamos, con esa sensación que nos acompaña muchas veces a padres y madres de no tener nunca tiempo para nada. «Para mí es fundamental entender que no hacen falta grandes cosas para esto. Es decir, no hace falta ponerse la ropa de yoga, encender una vela y buscar media hora cada día. Oye, que todo eso te va a ir muy bien, pero si no puedes, no pasa nada. Lo importante es simplemente lo que he dicho antes: interiorizar los cambios en nuestra respiración para saber cuándo tenemos que pararnos a respirar, cuándo tenemos que concedernos esos dos minutos para tomar aire», afirma la autora de Respira conmigo, que no duda en animar a padres y madres a poner en práctica las técnicas de respiración que se pueden encontrar en el libro: «De verdad que es algo que puede cambiar absolutamente nuestro día a día, una herramienta que tan solo parando dos minutos puede cambiar nuestro estado de ánimo, cómo nos relacionamos con los demás. No se me ocurre algo que, con menos inversión de tiempo, te dé mejores resultados».

Respira conmigo, de Ágata Subirats.

Y siendo la respiración una herramienta tan sencilla, tan barata y tan al alcance de cualquiera, ¿por qué es tan desconocida?, le pregunto. «Como le dice a Max su mamá, "el poder está dentro de cada uno de nosotros". Y creo que sentirnos poderosos nos atemoriza. Vivimos en una sociedad donde las respuestas a todo las buscamos siempre fuera, siempre vinculadas al consumo, a talleres, formaciones, retiros, que están muy bien, por supuesto, pero también hay que ser consciente de que dentro de cada uno de nosotros podemos encontrar un montón de respuestas». 

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