Críticas, chascarrillos y explicaciones sobre e...
Hablar bien de fútbol sí es posible
El Mundial de fútbol de Qatar habrá acercado al televisor y a la radio a personas poco familiarizadas con el léxico deportivo. Y seguramente se habrán preguntado por vez primera a qué vienen determinadas expresiones. Los aficionados habituales las sufren desde hace más tiempo. A continuación se explican algunas de ellas... sin ánimo de exhaustividad.
Por Álex Grijelmo

Junio de 1994. Eric Cantona, delantero de la selección francesa y del Manchester United, ejerce como comentarista durante el Brasil-Camerún del Mundial de EEUU. Francia no disputó aquel evento, de ahí que el bueno de Eric tuviese tiempo para aprender otro oficio. Crédito: Getty Images.
Significados y conceptos
Fallar no es equivocarse. «Se equivoca Morata». No, Morata había tomado la decisión acertada (disparar a puerta). Simplemente falló al ejecutarla. Una equivocación requiere de un proceso mental, que consiste en tomar por acertado o adecuado algo que no lo es. El fallo, por el contrario, consiste en no ejecutar adecuadamente una decisión que en sí misma puede ser correcta. Así que en este caso se equivoca el periodista.
Colegiados. Los árbitros españoles forman parte de un colegio, como los médicos, los abogados o los ingenieros. Pero solamente a los árbitros se les llama «colegiados» como sinónimo de su oficio. Porque nadie dice «voy a que me saque una muela el colegiado». Por extensión, se llama colegiado lo mismo a un egipcio que a un iraní, aunque no sepamos si allí hay también un colegio de árbitros. Ya casi se ha perdido la alternativa «trencilla», palabra que denominaba a los árbitros a mediados del siglo XX por el trenzado de algodón que lucían en las solapas de sus chaquetas negras.
Bajo palos. El guardameta no se sitúa «bajo los palos» (o «bajo palos», con el artículo ya en el estómago del periodista). Si acaso, estará bajo el larguero. Sería mejor «entre los palos». De hecho, se habla de que un delantero «ha disparado ya tres veces entre los palos»; y nunca «ha disparado ya tres veces bajo los palos».
Palo largo, palo corto. Los dos postes miden lo mismo: 2,44 metros. Por tanto, no hay un palo largo y un palo corto; sino, si acaso, el primer palo y el segundo palo (en función de dónde se encuentre la pelota). Y el palo largo es, sin duda, el larguero.
Sigue valiendo. «Sigue valiendo el gol de Cristiano». Esta afirmación implica que un gol podría dejar de valer aunque hubiera subido al marcador y llevase tiempo en él. Con el VAR ya todo es posible… pero hasta cierto punto.
El campeón vigente. «Francia es el vigente campeón». Pero España también. Todos los campeones están vigentes; cada uno en su año. Eso sí, Francia es el último campeón. Un campeón del mundo lo es para toda la vida, como la pasión por el fútbol.
La manopla del portero. «Qué manopla ha sacado». Las manos de los porteros se protegen hoy en día con guantes, incluso en verano. (Eso no pasaba por ejemplo en la final de México 70, en la que se podían ver todos los dedos de Albertosi). Pero las manoplas son «prendas para cubrir la mano sin separaciones para los dedos, o con una sola para el pulgar». Tal vez a la palabra «manopla» habría que darle aquí un buen guantazo.
Quién tiene el silbato. «El fuera de juego lo ha pitado el juez de línea». Bueno, si los auxiliares tuvieran también un silbato, esto sería un caos todavía mayor.
Marcador inamovible. «El marcador sigue inalterable», se oye decir. Pero la misión del marcador es precisamente alterarse, cuando proceda. Si no lo hiciese, todos los partidos terminarían en empate a cero. Sería mejor «el marcador sigue inmóvil» o «sigue inalterado». Un marcador inamovible es el que está roto.
Goles son amores
Machada. «El equipo ha hecho una machada». ¿Y si fuera un equipo femenino?. Pues sí: incluso en las crónicas de fútbol disputado por mujeres se ha usado esta expresión machista. También se oye «ha hecho una hombrada». Los periodistas tienen a su disposición la palabra «hazaña», que vale para todos.
Remontar o empatar. Un equipo que pierde 2-0 y logra empatar no ha remontado el resultado. «Remontar» significa «superar algún obstáculo o dificultad»; y en el terreno deportivo, «superar un resultado adverso o ganar posiciones en una clasificación». Y «superar un resultado adverso» precisa pasar por encima de él. Si un equipo remontase al llegar al 2-2, ¿qué tendríamos que decir cuando alcanzara el 2-3? Que ha rerremontado, claro.
El pasamanos. «Empieza el pasamanos», cuenta el narrador radiofónico. O sea, la salutación entre los dos equipos. Quizás se produce aquí un cruce subliminal con «besamanos» (saludo que implica cierta reverencia). En los protocolos de un partido, los jugadores van pasando uno tras otro hasta saludarse entre todos, pero un «pasamanos» es una barandilla. Y en el centro del campo no se ve ninguna escalera.
Hombre por hombre. «Es un cambio hombre por hombre», dicen. Claro, no va a ser «hombre por niño» ni «hombre por caballo». Quieren decir en realidad «delantero por delantero», «defensa por defensa»… Con esto darían más información. Con lo otro expresan una obviedad.
Señalar o señalizar. «El árbitro ha señalizado la falta». ¿De verdad puso una señal en el lugar donde se cometió? «Señalizar» significa eso: colocar señales. En tal caso, sería de esperar que las retirasen un rato después, para no hacer más incómodo el juego.
Gramática
Artículos comestibles. «Sube Azpilicueta por banda derecha», «bajo palos estará Courtois»… Los artículos les parecen muy apetecibles a algunos narradores, que se los comen con insistente glotonería. Algún día acabarán diciendo «comienza partido» o «llegamos a descanso», y entonces causarán baja por empacho.
Su propio área. La palabra «área» es del género femenino, aunque (como pasa con los sustantivos que empiezan por a tónica) la preceda el artículo el. Sin embargo, se oye a menudo «en el otro área» o «en su propio área». Ese error debería señalarse como penalti.
La medida. «España se medirá con Costa Rica». El verbo pronominal «medirse» solamente acepta como compañera estable a la preposición «con»: «España se medirá con Alemania». «Medirse un equipo a otro» es tan agramatical como «comparar una cosa a otra». Sin embargo, se usa mal sin medida.
Concordancias verbales. Los tiempos verbales necesitan concordar entre sí: «Le llamé para que viniese»; pero no «le llamé para que vendrá». Del mismo modo, «si gana este partido, se clasificará», bien; pero no «si ganase este partido, se clasificará», sino «se clasificaría». Con «si ganase, se clasificaría» se desconfía más de la victoria que al decir «si gana, se clasificará». Cuando mezclamos ambas opciones, perdemos expresividad y precisión. Y desconfiamos de la gramática.
Falta sobre el delantero. Se usa la preposición «sobre» sin que ello implique una posición de superioridad física o moral ni tampoco evoque los demás sentidos de esta partícula. «Cometió falta sobre Vinicius» puede valer si el infractor estaba de pie y el delantero tumbado, y lo pisó. Esto se queda en el ámbito deportivo, porque en una crónica de sucesos no se diría «dio un puñetazo sobre el policía».
La pega o le pega. «La pega muy fuerte» dicen algunos narradores. Pero el jugador le pega (una patada) a la pelota. Complemento indirecto, pues. Al usar un pronombre de complemento directo, eso significaría que la pelota es pegada muy fuerte en algún sitio; por ejemplo, pegada con pegamento contra la pared.

27 de noviembre de 2022. El jugador de la selección española Álvaro Morata celebra un gol contra Alemania. El partido, correspondiente a la segunda jornada del Mundial de Catar, acabó 1-1. Crédito: Getty Images.
Pronunciación
Alante. «Los de alante no están acertados», «echó el balón patrás y le dio problemas al portero». Quienes dicen «echó el balón alante» debería hablar en consecuencia de «los alanteros».
Paris Saint Germain, PSG. «El jugador brasileño del Paris Saint Germain se ha lesionado». Con este equipo, algunos periodistas no dan una. Pronuncian Yermén, que equivaldría al femenino Germaine (o sea, santa Germana); en vez del masculino Yermán (o sea, san Germán). Y dicen pe-ese-ye, mezclando dos idiomas. Las siglas son pe-es-ye (en francés) o pe-ese-ge (en castellano). Bueno, aún no han llegado a mencionar la NBA como la ene-be-ei.
Traducciones
El tifo. Muchos locutores llaman así a los mosaicos que los espectadores forman con cartoncillos. Ese término italiano, procedente del griego, equivale a «pasión deportiva encendida y entusiasta». Y de esa pasión o tifo deriva el adjetivo tifoso (plural, tifosi). Fare il tifo per la Juve significa «ser forofo de la Juve». Quizás alguien vio en un diario italiano la foto del mosaico y debajo de ella un pie donde se indicaba que la afición hizo un gran tifo (animó mucho); y de ahí se derivó la traducción errónea, extendida, eso sí, con gran entusiasmo.
La media parte. Se oye a periodistas catalanes (y tal vez a los que tienen parejas catalanas). En catalán se dice la mitja part como referencia al descanso. Pero en castellano no se puede traducir como «la media parte», porque en esta lengua equivale a la mitad de la mitad. No estaría mal, de todas formas, que hubiera tres descansos para así comernos tres bocadillos.
Lugares comunes
Firmar un gol. «Ferran firmó dos goles ayer». El primero que utilizó esta expresión dio con un gran hallazgo metafórico. Pero los 254.556 siguientes la convirtieron en tópico. La fórmula viene del golf, donde al final de un recorrido hay que firmar una tarjeta que detalla los golpes. «Jack Nicklaus firmó un recorrido de cuatro bajo par». Habría que firmar crónicas más originales.
Arrancar. Si a ciertos periodistas les dieran un euro cada vez que usan el verbo «arrancar», serían millonarios. Apenas nadie dice «comienza el partido», «se inicia la segunda parte», «empieza el sorteo», «se emprende la rueda de prensa», «se desencadena la polémica», «se activa el procedimiento», «se estrena la temporada», «se inaugura el acto»… Todo es arrancar (empezar algo con fuerza, sorpresa o ruido). Y no hay manera de arrancar este verbo de sus narraciones.
Pleonasmos
Esa forma de cojear. «El jugador se retira cojeando visiblemente». Caramba. ¿Hay otra forma de cojear?
Esa forma de peinar. «Peina el balón hacia atrás»… (lo roza con la cabeza cuando viene de frente, para prolongar su trayectoria). Vaya, ¿será posible peinar el balón hacia delante?
Esa forma de pitar. «El árbitro ha recibido una sonora pitada». Claro. Las pitadas silenciosas no se han inventado aún.
Absoluto del todo. «El estadio está absolutamente abarrotado», o «absolutamente repleto». Eso significaría que también podría hallarse «bastante abarrotado» o «un poco repleto».
Dos veces difícil. «Partido difícil y complicado», dicen. Curiosamente, nunca se oye al revés: «Partido complicado y difícil». Pero casi todo lo complicado es difícil, y casi todo lo difícil es complicado. Eso sería como decir «el entrenador está vacilante y dubitativo».
Anglicismos
Goal average. Esta expresión inglesa significa «promedio de goles» o «media de goles». En función del contexto, sirven también «coeficiente de goles» o «diferencia de goles». En inglés se pronuncia algo así como gol áverich, pero nuestros locutores dicen «averaje». Tal cual.
De caja a caja. «Es un jugador box to box». O sea, «de caja a caja», que suena como «de oca a oca» pero sin rima posterior. Box puede significar también, en función del contexto, «recuadro» o «casilla». En traducción no literal, box to box equivaldría a «de área a área» o «de portería a portería». Es decir, el «todocampista» de siempre.
Fan zones. Los espacios reservados a los hinchas de un equipo. Pues eso: zonas de hinchas. La palabra «hincha» (que además excluye la idea del fanatismo) se creó a principios del siglo XX, cuando en el Nacional de Montevideo trabajaba como utillero (allá «utilero») Prudencio Miguel Reyes, apasionado y ruidoso seguidor del equipo. La palabra «utillero» aún no se aplicaba a los encargados del material, a quienes se solía llamar «hinchabalones» (no confundir con hinchapelotas); término excesivamente largo que se acortó en «el hincha». De modo que el «hincha» del Nacional, aquel entusiasta, acabó dando nombre a toda la hinchada.
Jugador top. El término top sirve para muchas funciones en inglés, pero en general se refiere a la parte de arriba de algo (top less: sin lo de arriba). El top ten son «los diez mejores», por ejemplo. Y se oye «es un jugador top», pero nadie diría «es un torero top» porque eso repugnaría al lenguaje taurino. Se podría optar en nuestro caso por «es un jugador (o un torero) en la cumbre».
El hat-trick. El hecho de que un futbolista marque tres goles en un partido (o sea, un trigoleador) se puede traducir como «triplete», pero el término inglés tiene su gracia. Literalmente, hat-trick significa «truco de sombrero»; o «truco de magia» (como los que se hacen con un sombrero del que sale un conejo). Y marcar tres goles en un encuentro se antoja casi irreal, un espejismo, pura magia. Algo, además, como para quitarse el sombrero.
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