¿Por qué mi hijo llora cuando se separa de nosotros? Todo lo que necesitas saber sobre los vínculos afectivos
¿Qué es apego evitativo? ¿Y apego ansioso? ¿Qué podemos hacer para evitar los apegos inseguros y favorecer los seguros?
Sigue leyendo este post de Alejandra Melús y aprende a prevenir y evitar dramas.
Para hablar de vínculo afectivo, lo primero que tenemos que saber es a qué nos referimos con este término. Así que ahí vamos: el vínculo afectivo es aquella unión y relación de cariño y afecto que establecemos y entablamos con otra persona, en este caso, con nuestros hijos y ellos con nosotros. En ocasiones podemos presuponer que este vínculo se establece de manera automática e involuntaria entre los padres, las madres y los hijos en el momento del embarazo o el nacimiento, pero en muchas ocasiones esto no es así y necesita puntualizarse.
El apego tiene varias maneras de establecerse a la hora de relacionarnos con las personas que se encuentran en nuestra vida, y lo mismo nos sucede en nuestras relaciones diarias, en los lazos que establecemos con nuestros amigos, familiares, pareja e hijos (pincha aquí el enlace si quieres saber cómo reforzar los vínculos en Navidad). Y para esto nos pueden guiar muchos los cuentos, las historias donde ellos se sienten identificados a través de los personajes, de las historias que cuentan, sus textos, sus ilustraciones… Pero antes de nombrar algunos títulos, vamos a ver qué tipos de apego existen, qué características tienen cada uno de ellos y cómo podemos trabajarlos de una manera respetuosa.
Apego inseguro
Apego ansioso: siente inquietud hacia las figuras de apego. Esa inquietud genera enfado, rabia, ansiedad, angustia, poca iniciativa para explorar, descubrir o quererse a uno mismo. Necesita la aprobación de los demás, sentir que no está solo, tiene miedo excesivo a la soledad o el abandono.
Apego evitativo: siente desconfianza ante las figuras de apego. Esto limita sus relaciones con los demás. Tiende más a realizar las cosas solo, evitado las relaciones y los vínculos estrechos.
Apego desorganizado: tiende a distorsionar la realidad. Las relaciones interpersonales son complejas, ya que siente que no puede confiar en nadie. A veces tiende al extremo (amor-odio). Siente confusión y esto le dificulta a la hora de tomar decisiones.
Apego seguro
Un vez ya conocemos cuáles son los apegos inseguros, vamos a centrarnos en el apego seguro: de qué se trata, cómo favorecerlo en la relación con nuestros hijos y qué claves van a ser de gran utilidad en nuestro día a día:
El apego seguro es un vínculo de amor, seguridad, calma, paz, empatía y bienestar con nuestros hijos.
Esta forma de relacionarnos con ellos, desde la tranquilidad y la estabilidad emocional, les proporciona a nuestros hijos confianza en nosotros y en sí mismos, autoestima, seguridad a la hora de atreverse, de comenzar algo nuevo, probar, errar…, se trata de establecer un vínculo fuerte, donde la prioridad sea el respeto, el amor y la confianza, con una gran dosis de empatía y escucha.
Un apego seguro, es un apego sano, donde ambos (adulto-niño), sentimos que somos queridos tal y como somos, nos respetamos, nos damos espacio, tiempo, nos escuchamos, hablamos de los conflictos con la intención de resolverlos y aprender de ellos, sin una dependencia emocional, sino queriendo y amando libremente, encontrando el sentido de pertenencia de cada uno.
En este proceso de amar al otro incondicionalmente, debemos trabajarnos a nosotros mismos y la relación que tenemos con nuestros hijos. Se trata de sembrar día a día sin olvidar las claves que son esenciales y pilares para nuestra relación y nuestro vínculo afectivo.
Claves para favorecer el apego seguro
- Encontrar tiempos para uno mismo y para la relación con nuestros hijos. Es decir, es esencial tener momentos de dedicación plena para nosotros mismos donde nos cuidemos, tanto física como mentalmente, cuidemos nuestra salud, podamos llevar a cabo nuestros hobbies y a su vez, dediquemos tiempo en exclusiva a cada uno de nuestros hijos, con atención plena, ya sea jugando, saliendo a montar en bici o leyendo un cuento. Se trata de establecer oportunidades de diálogo, de compartir, de interaccionar, de conectar.
- Utilizar el método de no impresionarse en exceso. ¿Y esto cómo se hace? A veces, los padres y las madres, tendemos a impresionarnos en exceso por lo que hacen nuestros hijos, tanto en lo que consideramos un éxito como en lo que consideramos un error. Y esto nos lleva a tener relaciones poco saludables en cuanto a las emociones se refiere. Es necesario dar importancia a lo que verdaderamente lo tiene, sabiendo contextualizar cada situación y tratando de validar pero sin ser tremendistas, dramáticos o excesivos en nuestra manera de expresar.
- Validar. Es esencial que validemos las emociones de nuestros hijos, que comprendamos que ellos no son nosotros, que sienten de un modo distinto y tienen su manera de ver el mundo, y esto además nos enriquece como familia. No podemos pretender que nuestros hijos sientan y sean como nosotros. Esto sólo nos lleva a frustrarnos, a quebrar el vínculo y a sentirnos eternamente insatisfechos y decepcionados.
- Trabajar las expectativas. En relación al punto anterior, debemos trabajar nuestras expectativas, ya que muchas veces lo que esperamos de una relación, si no se esta cumpliendo, no nos deja ver aquello tan maravilloso que sí está ocurriendo. Debemos trabajar en nosotros mismos cómo nos sentimos con los demás, ya que los demás no pueden tener el peso de cómo nos sentimos nosotros con ellos.
- Estar y amar incondicionalmente. El amor incondicional es aquel amor que sucede aún habiendo situaciones que no nos gusten, en los momentos difíciles, en los días que estamos cansados, que no encontramos motivos… Saber transmitir a nuestros hijos que estamos ahí aunque fallen o fallemos, en las buenas y en las malas, en cualquier situación, es lo que verdaderamente nos demuestra que nuestro vínculo es seguro y sano.
- El ejemplo es nuestro mayor recurso. Cómo nosotros actuemos en nuestro día a día, cómo nos oigan nuestros hijos hablar de las relaciones que tenemos con los demás, del ejemplo que les ofrezcamos de la relación entre hermanos, con nuestros padres, con nuestros amigos…, de ahí obtendrán grandes herramientas y estrategias para su día a día.
Y ahora sí: cuentos sobre apego
Este título es el nuevo lanzamiento de Míriam Tirado, autora de los éxitos El hilo invisible, Sensibles o La fuente escondida. En este cuento, ideal para niños y niñas a partir de 4 años, podremos descubrir la historia de un protagonista muy especial, Jan, que nos habla sobre amor incondicional. Jan sabe que su madre le quiere mucho, pero él quiere saber cuánto le quiere y poder medirlo de algún modo. De la mano de su mascota, Kala, y con su investigación en el día a día, descubrirá qué es el amor incondicional. Un cuento que seguro nos dará oportunidad de muchas conversaciones con nuestros hijos, además de ser una maravillosa herramienta para conectar con nuestros peques, hablar de amor, vínculo, aprender a querernos tal y como somos y amar incondicionalmente.
Infinito. Ida y vuelta
Míriam Tirado
El nuevo álbum ilustrado de Míriam Tirado, la autora referente de la crianza respetuosa que ha llegado a más de 500.000 familias.
El pañuelo de mamá habla sobre el vínculo que tiene su protagonista, Chino, con su madre y con el resto de su familia. A través de situaciones cotidianas, vemos cómo se relaciona de diferente manera con su abuelo, que con su abuela o su padre y qué juegos o códigos establece con cada uno de ellos, a pesar de que destaque la relación y el vínculo que tiene con su mamá. Cabe destacar que es un cuento que nos abre la mirada a comprender que aunque a veces no podamos estar presentes en un momento de la vida de nuestros hijos, hay diferentes modos de estarlo y todos ellos pueden ser maravillosos y enriquecedores. Todo depende del enfoque que le demos y cómo trabajemos el vínculo y lo fortalezcamos.
El pañuelo de mamá
Chimamanda Ngozi Adichie
Una conmovedora historia de Chimamanda Ngozi Adichie sobre la familia y el vínculo que nos une