Stephen King, de aspirante a mito: la historia detrás de su primera gran idea original

Aprovechando que el Rey del Terror cumple 75 años y tiene nueva novela («Cuento de hadas», Plaza & Janés), recuperamos los fragmentos de sus memorias («Mientras escribo», DeBolsillo) en los que narra de dónde surgió y cómo le dio forma a su primer relato.

21 septiembre,2022

Stephen King, circa septiembre de 2004. Crédito: Getty Images.

Mi primera idea original para un cuento, original de verdad (yo creo que siempre se sabe reconocer), se me ocurrió hacia el final de los ocho años de reinado benévolo de Eisenhower. Estaba sentado delante de la mesa de la cocina de nuestra casa de Durham, viendo a mi madre pegar hojas de sellos verdes en un álbum. (Eran los «S&H Green Stamps», unos puntos que acompañaban a determinados productos y podían canjearse por premios). Nuestra pequeña troika familiar había vuelto a instalarse en Maine, a fin de que mamá pudiera cuidar a sus padres en el declinar de sus vidas. La abuela andaba sobre los ochenta años y era obesa e hiperactiva, pese a estar casi ciega. El abuelo tenía ochenta y dos y era un hombre escuálido, taciturno y propenso a arranques vocales esporádicos en el mejor estilo del pato Donald, que sólo entendía mi madre. Mamá lo llamaba «Fazza».

Le habían dado el trabajo sus hermanas, quizá con la esperanza de matar dos pájaros de un tiro: los abuelos gozarían de un entorno acogedor y los cuidados de una hija afectuosa, y quedaría resuelto el eterno, acuciante «problema» de Ruth. Adiós a su trashumancia de madre de dos hijos viajando sin rumbo entre Indiana, Wisconsin y Connecticut, haciendo pasteles a las cinco de la mañana o planchando sábanas en una lavandería donde las temperaturas 41 estivales rebasaban con frecuencia los 43 grados, y donde el jefe, de julio hasta finales de septiembre, repartía pastillas de sal a la una y las tres. 

Yo creo que mamá aborrecía su nuevo empleo. Queriendo cuidarla, sus hermanas sólo consiguieron convertir a una madre autosuficiente, divertida y un poco loca en simple aparcera corta de fondos. La mensualidad que le mandaban cubría la comida, pero poco más. A los niños nos enviaban cajas de ropa. Cada año, hacia el final de verano, el tío Clayt y la tía Ella (a quienes creo recordar que no nos ligaba ningún parentesco real) traían cajas llenas de conservas. La casa donde vivíamos pertenecía a los tíos Ethelyn y Oren. En cuanto se instaló, mamá cayó en la trampa. A la muerte de sus padres consiguió otro empleo, pero siguió viviendo en la misma casa hasta que se la llevó el cáncer. Tengo la impresión de que en su última partida de Durham (durante las últimas semanas de su enfermedad la cuidaron David y su mujer Linda) ya no veía la hora de marcharse.

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Cuento de hadas

Stephen King regresa a la fantasía por todo lo alto con una novela magnífica sobre un inesperado héroe que deberá tomar parte en la épica batalla entre el bien y el mal.

BIENVENIDOS AL LADO OSCURO ...

Si no hay objeción, me gustaría aclarar algo lo antes posible. No hay ningún Depósito de Ideas, Central de Relatos o Isla de los Best-séllers Enterrados. Parece que las buenas ideas narrativas surjan de la nada, planeando hasta aterrizar en la cabeza del escritor: de repente se juntan dos ideas que no habían tenido ningún contacto y procrean algo nuevo. El trabajo del narrador no es encontrarlas, sino reconocerlas cuando aparecen.

El día del aterrizaje de la idea a que me he referido (la primera interesante), mi madre hizo el comentario de que necesitaba seis álbumes de sellos más para conseguir una lámpara (que era el regalo de Navidad que le apetecía hacer a su hermana Molly), pero que le parecía que no tendría tiempo. Dijo:

—Bueno, ya se la regalaré para el cumpleaños.

Estos pingajos siempre hacen mucho bulto, pero luego los pegas y nada. 

Bizqueó a propósito, me sacó la lengua y vi que la tenía verde de tanto pegar sellos. Entonces pensé que estaría muy bien poder fabricarlos en el sótano de casa. Había nacido el relato «Happy Stamps». Lo crearon al instante la ocurrencia de falsificar Green Stamps en el sótano y la imagen de la lengua verde de mi madre.

El protagonista de mi relato era el típico desgraciado, un tal Roger que ya había ido dos veces a la cárcel por falsificar dinero. Un día empieza a falsificar sellos «Happy Stamps» en lugar de dinero… hasta que descubre que el dibujo es de una sencillez tan necia que en realidad no los falsifica, sino que crea cantidades industriales de sellos auténticos. En una escena divertida (probablemente la primera que he escrito con un poco de oficio), Roger y su anciana madre, ambos sentados en el salón, sueñan con el catálogo de Happy Stamps, mientras en el sótano trabaja la imprenta escupiendo fajos y fajos.

—¡Jesús bendito! —dice la madre—. Según la letra pequeña, Roger, con estos sellos se puede tener de todo. Les dices lo que quieres y calculan los álbumes que hace falta para conseguirlo. ¡Fíjate! ¡Con seis o siete millones de álbumes, hasta podríamos tener una casa en las afueras!

Por desgracia, Roger descubre que en sí los sellos son perfectos, pero que la pega es defectuosa. Mojándolos con la lengua se enganchan bien al álbum, pero pasándolos por un humedecedor mecánico pasan de ser rosas a azules. Al final del relato, Roger está en el sótano delante de un espejo. Tiene detrás una mesa con unos noventa álbumes completos, todos con los sellos pegados con la lengua. Nuestro héroe tiene los labios rosas. Asoma la lengua y todavía está más rosa. Hasta empiezan a ponérsele rosa los dientes. La madre lo llama desde arriba y, con gran alegría, le explica que acaba de hablar por teléfono con el centro de canje y que una señora le ha dicho que por 11.600.000 álbumes es casi seguro que podrían conseguir una casa de estilo Tudor en Weston.

—Muy bien, mamá —dice Roger.

Se observa un poco más en el espejo, con los labios rosa y una mirada de angustia, y vuelve lentamente hacia la mesa. Tiene detrás varios cubos con miles de millones de sellos rebosando. Poco a poco, nuestro héroe abre un álbum nuevo y empieza a lamer hojas y pegarlas. Sólo quedan 11.590.000 álbumes, piensa al final del relato. Entonces mamá podrá tener su casa. 

La historia tenía puntos débiles (el peor, probablemente, que Roger no cambie de pegamento), pero era simpática y bastante original, y fui consciente de haber conseguido algunas páginas bien escritas. Después de muchas horas estudiando el mercado en mi Writer's Digest hecho polvo, envié «Happy Stamps» a Alfred Hitchcock's Mystery Magazine. Volvió a las tres semanas con una nota estándar de devolución, donde figuraba el perfil inconfundible de Alfred Hitchcock impreso en tinta roja y un texto breve deseándome suerte con el cuento. También había un mensaje escrito a mano y sin firmar, que es la única respuesta personal que recibí del AHMM en más de ocho años de envíos periódicos. «No grapar los originales —rezaba la posdata—. El envío correcto es en páginas sueltas con clip.» Me pareció un consejo bastante frío, pero no carecía de utilidad. Desde entonces no he vuelto a grapar ningún original.

¿Qué hay de nuevo, maestro?

Este 21 de septiembre de 2022 no será un día más en la vida de Stephen King. El Rey del Terror cumple 75 años, justo un día antes de que llegue a las librerías españolas su nuevo libro, Cuento de hadas. Se está a punto de cumplir el medio siglo desde que se publicara Carrie, su primera novela. Desde entonces, las historias de King han inspirado más de cincuenta películas, series, cómics, obras de teatro, videojuegos y hasta un musical. Y desde 1977, todos los libros de Stephen King han estado en las listas de los más vendidos.

Hay dos aspectos en los casi 50 años de carrera profesional de Stephen King que el autor nunca ha dejado de lado. El primero es la niñez y la adolescencia. Desde IT a Christine, El cuerpo a Después o Carrie, King nunca dejó de mostrar que su conexión a la etapa de mayores cambios en la vida de una persona siempre está vigente. No importa la edad ni el sexo de sus lectores y lectoras, siempre sentirán una conexión casi inmediata con estos personajes que, al margen la historia ficticia de la que sean parte, atraviesan las mismas inseguridades, miedos y ansiedades por las que hemos pasado todos.

El segundo aspecto es la fantasía. Lo conocemos como el Rey del Terror, pero el género fantástico también ha sido pilar absoluto de su obra, presente en novelas excepcionales como Los ojos del dragón, El talismán y, por supuesto, la historia central y mágnum opus de su carrera: la saga de La Torre Oscura.

Cuento de hadas, en librerías españolas desde el 22 de septiembre de 2022, combina estos dos aspectos y nos devuelve una historia en donde volverá a hacer sentir a sus lectores como el protagonista: unos jovencitos a punto de tener la experiencia más fantástica y peligrosa de sus vidas.

Una historia antigua como un mito, y tan increíble e icónica como el resto de las obras de Stephen King. Cuento de hadas narra la aventura de un joven héroe inesperado y la batalla que se ve obligado a librar para que, de una vez por todas, el bien triunfe sobre el mal.

Al margen de Cuento de hadasen junio de 2022 fue publicada La última misión de Gwendy, escrita junto a Richard Chizmar. Y aún hay más: si bien no tienen fecha, ya conocemos algunos detalles de las próximas dos historias de este narrador legendario. Por un lado veremos el regreso de Holly Gibney, el personaje cuya primera aparición fue en Mr Mercedes y al que, desde entonces, hemos visto en Quien pierde paga, Fin de guardia, El visitante y La sangre manda. El título provisional es HOLLY y posiblemente se publique en 2023.

Por otro lado, en una entrevista reciente, Stephen King contó que ha escrito una novela corta titulada Rattlesnake (Serpiente de cascabel) y que es una especie de secuela de Cujo. Aún queda pendiente esa esperada tercera parte de El Talismán. Aunque Peter Straub (coautor de la obra) explicó que King debería buscar a otra persona con más energía para escribirla, la próxima adaptación cinematográfica de la novela (vía Netflix), que correrá a cargo de los hermanos Duffer (Stranger Things), quizá logre que ambos autores busquen un hueco en sus agendas y traigan de nuevo a Viajero Jack a la vida. Ambos ya contaron en 2008 que planeaban una trama relacionada a los once asesinatos cometidos por los adolescentes Charles Starkweather y Caril Ann Fugate, acontecidos entre diciembre de 1957 y enero de 1958 entre Nebraska y Wyoming, en EEUU. ¿Se animarán con esta historia? El tiempo dirá... Sea como fuere, hay King para rato: ¡Larga vida al Rey!

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