La guerra de Stalin contra Ucrania
Anne Applebaum: la crisis ucraniana en cinco preguntas
La posibilidad de una invasión rusa a Ucrania ha tenido al mundo en vilo durante semanas. Mucho se ha escrito sobre los movimientos de tropas y las consecuencias inmediatas para el mundo de una guerra en Europa del Este. La prestigiosa Anne Applebaum —ganadora del Pulitzer, especialista en la Rusia contemporánea y en las crisis que acechan a las democracias frágiles— dialoga con su editor en castellano, Miguel Aguilar, sobre los motivos culturales e históricos de la obsesión de Rusia con Ucrania, la fijación personal de Putin con esa región y la paradoja que enfrenta occidente: la de armar a Ucrania para impedir la guerra.
Por Miguel Aguilar

25 de febrero de 2015. Ciudad de Starobeshevo, en el este de Ucrania, en la región de Donetsk. Una bandera rusa ondea sobre militantes prorrusos sentados sobre un 2S1 Gvozdika. En la víspera, Francia, Alemania, Rusia y Ucrania pidieron eun alto el fuego total en la zona cuando Londres anunció que enviaría tropas para entrenar a las fuerzas gubernamentales que luchan contra los separatistas prorrusos. Crédito: Getty Images.
Miguel Aguilar: ¿De dónde viene la obsesión de Rusia por Ucrania?
Anne Applebaum: Hay tres razones. La primera es que Ucrania es una antigua colonia rusa y por lo tanto preocupa a Rusia, como quizás Argelia ha preocupado a Francia o Irlanda al Reino Unido. Se trata de dos países que han coexistido durante siglos dentro de un mismo estado. Sin embargo, a pesar de haber sido colonizada por el Imperio Ruso y luego por la Unión Soviética, Ucrania tiene una identidad y un idioma distintos. Pero esta historia en común provoca cierta dificultad en los rusos para aceptar que Ucrania es un país independiente del suyo. El verano pasado, Vladimir Putin publicó un largo ensayo, firmado de su puño y letra, y lo envió a todos los soldados rusos. En él cuestionaba que Ucrania fuera un verdadero país, y afirmaba que su separación de Rusia y el desarrollo de un idioma propio fueron básicamente accidentes de la Historia. La segunda razón es que Putin considera que el colapso de la URSS es la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX. El símbolo de este colapso fue la decisión de Ucrania de separarse de la Unión; a partir de entonces, la URSS dejó de tener sentido. Putin vivió todo esto de manera muy personal; como agente de la KGB en Dresde, tuvo que destruir documentos confidenciales y sintió que su mundo se derrumbaba, tuvo que cambiar de carrera y vivió todo esto como una tragedia personal. Putin no compartió la euforia de finales de los 80 y de los años 90. Nunca experimentó la libertad y la democracia como cosas positivas. Siempre las ha sentido como tragedias, tanto para él personalmente como para Rusia.
Postales desde el infierno
La tercera razón, y la más importante, es que el sistema político ruso es una autocracia cleptocrática. Ucrania quiere ser otra cosa, quiere ser una democracia al estilo occidental y verse integrada en las instituciones occidentales. Para Putin, eso supone un desafío ideológico completamente inaceptable. La democracia y los movimientos democráticos de su país son la mayor amenaza a su poder personal. Él y su camarilla se sienten amenazados por el activismo democrático y las protestas, por las banderas de la Unión Europea, por el hecho de reclamar más libertades individuales. Ucrania, como país culturalmente cercano a Rusia, no puede convertirse en una democracia, en un estado de derecho; si esto sucediera, significaría que Rusia también podría convertirse en una democracia próspera al estilo europeo, lo que supondría un gran desafío para la autoridad de Putin.
«El verano pasado, Vladimir Putin publicó un largo ensayo, firmado de su puño y letra, y lo envió a todos los soldados rusos. En él cuestionaba que Ucrania fuera un verdadero país, y afirmaba que su separación de Rusia y el desarrollo de un idioma propio fueron básicamente accidentes de la Historia».
Miguel Aguilar: ¿Existe una identidad nacional ucraniana?
Anne Applebaum: A principios de la Edad Media, el territorio de la Ucrania actual pertenecía a la federación de la Rus de Kiev. Era un importante centro de comercio en ese momento. Parte de su territorio perteneció después a Polonia-Lituania, lo que explica sus profundos lazos con Polonia y la existencia de dos Iglesias en Ucrania, la ortodoxa y la uniata, que reconoce la autoridad papal. A partir del siglo XVIII, la identidad ucraniana se vinculó intensamente a las ideas de rebelión y anarquía, comunes entre el campesinado del país. Era una identidad basada en una dialéctica opresor/oprimido, similar a los movimientos anticoloniales del siglo XX. La rusificación tuvo como efecto que las élites hablaran ruso, pero durante el siglo XIX apareció una élite ucraniana que hablaba ucraniano, influida por una cultura autóctona campesina y religiosa. La identidad ucraniana está desde entonces asociada a una identidad europea y a una proximidad cultural con Polonia. Siempre ha tenido un componente, si no anti-ruso, al menos anti-Moscú. La lengua ucraniana es diferente a la rusa, aunque el país sea bilingüe. De hecho, me parece que el ucraniano está más cerca del polaco que del ruso. Sin embargo, el ucraniano no es aceptado por los rusos. Pero los ucranianos no se reconocen ni en la cultura ni en la historia rusa, sino en la tierra ucraniana y en la cultura europea. Por su parte, los rusos llaman a Ucrania «pequeña Rusia» y muchos de ellos consideran a los ucranianos como sus «hermanos pequeños», con bastante condescendencia.

Vladimir Putin en una imagen de archivo. Crédito: Getty Images.
Miguel Aguilar: ¿La agresividad de la política exterior rusa es una distracción de los graves problemas internos que padece?
Anne Applebaum: Es probable que esa sea parte de la explicación. Pero me cuesta creer que Vladimir Putin piense que una invasión de Ucrania podría ser popular en Rusia. La ocupación de Crimea lo fue, ¡pero fue una invasión sin muertos! Por otro lado, la invasión de Ucrania sería muy costosa y bombardear Kiev no gustaría a los rusos. La mayoría de ellos no ve a Ucrania como un enemigo a derrotar y esta invasión podría conducir a una catástrofe política en Rusia.

Kiev, Ucrania. 12 de febrero de 2022. Manifestantes ucranianos durante la llamada Marcha de la Unidad, evento organizado para mostrar solidaridad y espíritu patriótico en plena escalada de tensiones con Rusia. Crédito: Getty Images.
Miguel Aguilar: ¿Qué puede hacer Occidente frente a una autocracia dispuesta a usar la fuerza?
Anne Applebaum: La mejor manera de oponerse al poder militar es la disuasión. Si queremos evitar que Rusia invada Ucrania, o cualquier otro país, tenemos que aumentar drásticamente el coste de una invasión. Si los rusos pensaran que la invasión de Ucrania es excesivamente costosa, no lo harían. Si barajan esta opción es porque creen que sería algo fácil, porque Ucrania carece de defensas antiaéreas y su ejército está mal equipado. Eso es lo que intento transmitir a todas las personas con las que hablo, especialmente en Alemania. Puede parecer paradójico, pero si queremos evitar la guerra, debemos armar a Ucrania. Por el contrario, no apoyar materialmente a Ucrania podría alentar a los rusos a invadir. Por supuesto creo que la diplomacia tiene un papel importante en la resolución de esta crisis. Pero cuando un país confía en su poder militar para conseguir sus objetivos, lamentablemente tienes que aceptar ese juego.
«Si los rusos pensaran que la invasión de Ucrania es excesivamente costosa, no lo harían. Si lo barajan es porque creen que sería algo fácil, porque Ucrania carece de defensas antiaéreas y su ejército está mal equipado. Eso es lo que intento transmitir a todas las personas con las que hablo, especialmente en Alemania. Puede parecer paradójico, pero si queremos evitar la guerra, debemos armar a Ucrania».
Miguel Aguilar: ¿Por qué deberíamos preocuparnos por el destino de Ucrania?
Anne Applebaum: Porque tendrá consecuencias económicas, nos guste o no. La invasión de Ucrania tendría consecuencias para la estabilidad de Europa, sus aliados y sus mercados en todo el mundo. La seguridad de países como Polonia, Rumanía, los países bálticos e incluso Alemania quedaría inmediatamente en entredicho. Rusia se convertiría en un actor clave en la política europea. Tal situación también debilitaría la confianza que tenemos en las democracias y en las instituciones occidentales, ya sea la Unión Europea o la OTAN. A su vez, y vimos que esto ya sucedió con la invasión de Crimea en 2014, las democracias también se verían interpeladas desde dentro. Hay un cierto sentimiento de que las autocracias son más fuertes, lo que las hace más atractivas. Esto explica en parte el fenómeno Trump. También habría otras consecuencias nefastas para Europa occidental: ¿tiene intención de acoger a millones de refugiados ucranianos? Y eso solo sería el principio. El suministro de gas se desestabilizaría permanentemente. Además, las guerras son impredecibles e incontrolables, sería muy difícil saber dónde terminará todo esto. Si los documentos confidenciales obtenidos por los estadounidenses son fiables y si realmente existe un plan para invadir Kiev, una importante ciudad europea, sería algo inaudito desde 1945.
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